Somos una revista independiente que sobrevive gracias a tu apoyo. ¿Quieres ser parte de este proyecto? ¡Bríndanos un café al mes!
Paola Herrera

Contradiction

Solemos cambiar de perspectiva constantemente y entonces lo que hoy visualizamos de color naranja, al alba podría ser de un color rojizo. Poseemos una tendencia inconsciente a contradecirnos, a ir por el mundo convenciéndonos de algo que un día ya no podrá ser defendido del mismo modo en el que hoy lo hacemos. Las evoluciones son inevitables. No es errado que exista tanta relación contradictoria entre lo que se expresa de lo que se siente y viceversa. Es natural ir caminando por la vida con las incongruencias de la mano.

Ser consecuente no está escrito como una obligación de la existencia. Es imposible pretender que actuaremos y pensaremos siempre de la misma manera.

La idea primitiva que se crea el otro con respecto a nosotros es una imagen que -aunque no debería ser así- automáticamente nos define, sin embargo es irracional pensar que el ser humano permanece con una misma personalidad. Sucede muy a menudo que en ciertas situaciones, cuando opinamos, actuamos o decidimos de forma diferente a lo que el otro espera de nosotros, las diferencias con  la personalidad que habíamos manifestado anteriormente se convierten en una grieta en la alianza emocional forjada hasta ese momento. Hay quien comienza a juzgarnos sin respetar el derecho a cambiar o a crecer, a decir que no o que sí, el derecho a expresarnos como queramos. Una de las singularidades absurdas del ser humano reside en que construimos expectativas e idealizaciones pero cuando se rompe el molde originario de esa imagen para dar paso a una nueva, mucho más contemporánea, empiezan los adjetivos descalificativos: nos llaman hipócritas, falsos, artificiales, superficiales y un cúmulo de palabras que le dibujan fisuras a nuestra idiosincrasia. No existe razón para que otros insulten, así sea de manera subjetiva, lo que somos y lo que vamos modificando, porque independientemente del mundo externo, nuestro mundo interior consuma, en su estructura emocional, una metamorfosis que bien podría finalizar en un corto o largo período de tiempo, dependiendo de lo que progresemos personalmente. La metamorfosis da paso a muchas otras porque la vida no es solo un invariable cambio climático que favorece a los otros en materia de aprendizajes, mutaciones, crecimientos, enseñanzas, sino que también es un cambio atmosférico que nos beneficia a nosotros.

Cuando comienzas personalmente a crecer, las contradicciones se convierten en una práctica veraz y natural. No hay cosa que no contenga contradicción. Hace poco leí un artículo en el vasto universo del internet que expresaba lo que Friedrich Engels (Revolucionario y Filósofo alemán) pensaba sobre la contradicción, decía:

“La vida consiste precisamente, ante todo, en que un ser es en cada instante el mismo y a la vez otro.  La vida, pues, es también una contradicción que presente en las cosas y los procesos mismos, se está planteando y resolviendo incesantemente; al cesar la contradicción, cesa la vida y sobreviene la muerte”.


Photo Credits: Dheri Fikriyanto ©

Hey you,
¿nos brindas un café?