Somos una revista independiente que sobrevive gracias a tu apoyo. ¿Quieres ser parte de este proyecto? ¡Bríndanos un café al mes!
Paola Herrera
Photo Credits: Pedro Ribeiro Simões ©

Contradiction

Solemos cambiar de perspectiva constantemente y entonces lo que hoy visualizamos de color naranja, al alba podría ser de un color rojizo. Poseemos esta tendencia inconsciente a contradecirnos, vamos por el mundo convenciéndonos de algo que un día ya no podremos defender del mismo modo porque progresaremos y cambiaremos. No es extraño que exista tanta relación contradictoria entre lo que expresamos y lo que sentimos. Es natural ir caminando por la vida con las incongruencias de la mano.

Ser consecuente no está escrito como una obligación de la existencia. No pretendamos actuar y pensar siempre de la misma manera. La primera idea que se crea otro con respecto a nosotros se basa en una imagen que -aunque no debería ser así- automáticamente nos define. Es irracional que el ser humano deba permanecer congelado en una definición de su personalidad a sabiendas que esa sufrirá modificaciones. A menudo cuando vamos a  opinar, actuar o decidir de forma diferente a lo que los otros esperan de nosotros sentimos que se abre una grieta en nuestras relaciones y empezamos a sentirnos juzgados por ser diferentes y no cumplir las expectativas de los demás. Es como si no tuviéramos derecho a cambiar o a crecer, a expresarnos de otra manera diferente a la del pasado. Una de las singularidades absurdas del ser humano reside en que construimos expectativas e idealizaciones, luego, cuando se rompe esa escultura originaria para dar paso a otra más nueva y acorde con el paso del tiempo corremos el riesgo de ser considerados hipócritas, falsos, artificiales y superficiales. Sin embargo nuestro mundo interior va progresando y su estructura emocional presenta una metamorfosis que puede ser visible a corto o largo plazo. Esa primera metamorfosis da paso a muchas otras porque la vida no es solo un invariable cambio climático que favorece a los otros en materia de aprendizajes, cambios, crecimientos, enseñanzas, sino que también es un cambio atmosférico que nos beneficia a nosotros.

Cuando comienzas personalmente a crecer, las contradicciones se convierten en una práctica veraz y natural, como cepillarse al despertar o como beber una taza de café antes de partir a las obligaciones del sistema. No hay cosa que no contenga contradicción. Hace poco leí un artículo en el vasto universo del internet que expresaba lo que Friedrich Engels (Revolucionario y Filósofo alemán) pensaba sobre la contradicción, decía:

“La vida consiste precisamente, ante todo, en que un ser es en cada instante el mismo y a la vez otro.  La vida, pues, es también una contradicción que presente en las cosas y los procesos mismos, se está planteando y resolviendo incesantemente; al cesar la contradicción, cesa la vida y sobreviene la muerte”.


Photo Credits: Pedro Ribeiro Simões ©

Hey you,
¿nos brindas un café?