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arturo serna
Photo by: stavros karabinas ©

Contra la polis obligatoria

No creo que el hombre solo sea un animal político. No todas las personas nos sentimos atraídas por los problemas de la polis o por la vida política. Y no se trata solamente de mi condición de animal solitario sino que la vida política está en crisis desde que empezó el mundo.

Además, no se puede negar la tendencia no gregaria de una parte de la sociedad. Para esas personas, la vida política puede implicar una pérdida de tiempo.

Quizás por eso soy o he sido un tipo de anarquista cínico, según la mirada de los antiguos perros griegos (como Diógenes). Desconfío del Estado, esa idea absurda del padre protector, y de las políticas paternalistas. El hombre contemporáneo es egoísta y hace un esfuerzo para mantener la comunidad. En nuestras ciudades las instituciones son una máscara, una fiesta falsa, un reducto para tapar el egoísmo espontáneo.

Existen organizaciones sociales y entidades que buscan ayudar a los pobres y desprotegidos. Pero eso es en vano. En el fondo es difícil cambiar la tendencia misantrópica del propio individuo.

Solicito que no nos obliguen a comulgar con los tediosos reclamos de adherir a un reduccionismo político, sea este el populismo, los izquierdismos, la pretendida y falsa defensa pulcra de la República (como hacen algunos autores de derecha) o el conservadurismo. Pido que nos dejen tranquilos. Solo deseo mantener mi vida hasta que llegue el fin.


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