Escrito a 4 manos entre Iván Dugarte y Reuben Morales
NOTA: Por favor leer este artículo en tono de discurso político.
Nosotras, como miembros activos del gremio sindical de las vocales, queremos hacer de conocimiento público que el lenguaje incluyente no nos incluye. Hemos sido víctimas de un fraude por parte de nuestra compañera, la letra “e”. Es que, tras siglos de estar bajo el yugo de la hegemonía monárquica de las vocales “a” y “o”, nuestra compañera “e” nos prometió esperanza y futuros de igualdad a todas las vocales que nos encontrábamos oprimidas. ¡Por fin se nos asomaba un rayo de esperanza y de justicia social para la “i” y para la “u”!
¿Y quién lo imaginaría? ¡Ese día llegó! La “e” triunfó y llegó al poder. Nuestras voces al fin serían escuchadas. Pero el tiempo pasó, las promesas quedaron solo en promesas. La “e” nos utilizó para llegar al poder y ahora miren: estamos incluso peor que antes. La muy muérgana ni nos dirige la palabre. ¡Ay, disculpen! Fueron tantos años haciéndole campaña, que es inevitable seguir hablando como ella.
Todos estábamos sumamente emocionados, pero de repente la “e” comenzó a disfrutar de las mieles de la fama y la popularidad y el ego se le disparó tanto; que Donald Trump ya parecía un monje tibetano. Ahora aquí nos encontramos, marginadas en el rincón del olvido con la “Ch” y la “Ll”; mientras todos le celebran a la “e” palabras como “chiques”, “gallines” y “orejes”. Aunque claro, todos prefieren olvidar con qué vocal terminaba la palabra “Hitler”.
Debemos anunciar que, tras investigaciones y rastreo de conversaciones, ya entendimos cuál era la conspiración que se entretejía a nuestras espaldas. ¡Claro!… como la “e” se la pasaba siempre al lado de la “a”, aprovechó para venderle esta propuesta de refrescamiento lingüístico y la “a”, por supuesto, le vio el beneficio. Pero tengan claro que la “e” no es más que un títere de la “a” y la “o”, que son quienes en verdad siguen manejando los hilos del poder.
A pesar de todo esto, nosotras, la “i” y la “u”, no nos quedaremos de brazos cruzados. Ya hemos convocado marchas. Por fortuna, la “u” cada vez ha ido ganando más terreno en las calles gracias a su cántico de “¡Viva la uuuuuu!…. ¡Viva la uuuuuuu!”. Por el lado de la “i”, la estrategia se ha basado más en el mercadeo con humor, logrando con éxito que la gente se haga bullying entre sí, diciendo todo con “i”. ¿Saben a qué nos referimos? ¿Sibin i quí nis rifirimis?
Gracias a Dios, la campaña fue de alto impacto y dejó claro que la “i” tenía un punto. Sin embargo, el gran logro de la “i” fue conseguir un escaño en la comunidad LGBT, haciendo que ahora sea la comunidad LGBTQI+. Sin embargo, ahora estamos haciendo esfuerzos para posicionar un nuevo género que hemos denominado “Ultrasexuales” (que son aquellas personas que con dos tragos le meten a lo que sea). Así esperamos que muy pronto la “u” también haga parte de dicha comunidad, extendiendo las siglas a LGBTQIU+.
¡Nuestra lucha por un lenguaje incluyente que nos incluya, no cesará! No nos quedaremos de brazos cruzados ante esta vil traición de la “e”. Seguiremos adelante por un mundo donde un carpintero pueda llamarse como le provoque: carpintero, carpintera, carpintere, carpinteri o carpinteru. Y de no atender a nuestras peticiones, aténganse al clamor popular porque las consecuencias podrían ser peores. No nos hagan llegar al día en que nosotras, la “i” y la “u”, nos declaremos en huelga general indefinida. Así veremos cómo se las arreglará la gente cuando ya nadie pueda decir palabras como “tutú”, “cucú”, “Fifí” o “niní”. Aunque el mundo realmente sabrá quiénes somos, cuando nadie pueda ir al baño porque estará prohibido hacer “pipí” y “pupú”. ¡Il pibli inidi jimís sirí vincidi!… ¡Ju, ju, ju, ju!
No dejen de ver, todos los domingos el programa Kurda Konducta en YouTube, una parodia de la realidad venezolana.
Aquí les dejamos el último episodio.