CARACAS: Acá les escribe algo cansado, luego de unas semanas de ejercicios militares quien suscribe, el soldado Juanette. Quiero compartir con usted amigo lector; algunas claves para resistir a una cada vez más posible (y cercana) invasión de algún país extranjero, o tal vez de la “Invasión Sensacional” del maratónico de los sábados.
Pero primero lo primero, después lo segundo y luego lo tercero… esto de las invasiones a nuestro país, Venezuela, no es nuevo. Se remonta al momento en el cual esta nación apareció en el radar de las calaveras de Colón (bueno de los reyes, pero que le prestaron al navegante italiano). El imperio, en aquel entonces el español, trató primero de conquistarnos pacíficamente cambiándonos espejitos por oro… y al que no lo quiso cambiar, le dieron de coñaz… pasando a la fase que se denominó “Conquista a la fuerza”.
Luego de las guerras de independencias que, fueron un poco más cortas que “Las Guerras de las Galaxias”, mandando el presidente Cipriano Castro, se aliaron Italia, Inglaterra y Alemania para bloquear las costas Venezolanas (según las malas lenguas la potencias actuaron en conchupancia con un banquero, no sé, a mi no me consta pues no estaba allí)… pero Cipriano con la ayuda de algunos caraqueños que desde el Ávila movieron matorrales (para hacer creer que era un gran ejercito el que bajaba hasta La Guaira a repeler el bloqueo), hicieron que aquella planta insolente se fuera con su música a otra parte. (El cuento no es exacto, pero es algo así).
Pero lo importante de este preámbulo histórico es hacerle ver amigo lector, y amigo invasor que nos lee, que invadir Venezuela no será nada fácil, porque lo más probable es que, al entrar a esta tierra de gracia, usted termine enamorado de una venezolana o por lo menos con un millón de amigos como dice aquella famosa canción de los cantantes brasileros Roberto&Carlos.
Claves para contrarrestar la invasión
Invasión Marítima
Por videos que vimos durante los ejercicios, pudimos notar que los marines son unos bichos catires como de dos metros que van a bajarse del portaaviones, con intenciones de darnos hasta con el tobo. Por ello, La Armada venezolana tiene que tratar de desviar el USS George HW Bush CVN-77 hasta Higuerote o “La Costa”; esto para que, cuando se bajen los gringos coincidan con la fiesta de San Juan y terminen bailando tambores, bebiendo, comiendo, jugando dominó y no quieran volver al norte.
Invasión Aérea
Si la fuerza aérea norteamericana se atreviese a surcar rasante el cielo de Venezuela con sus F-16, nuestros Sukhoi, deben repeler el ataque, derribar los aviones y hacer que los pilotos se eyecten cerca de Maracaibo. Una vez en tierras marabinas, apresarlos y someterlos a una dieta que no podrán resistir para quebrar su espíritu. La misma consta de: Patacones, “agüita e sapo” (arepa de pernil), huevos chimbos (es un dulce, no somos tan sanguinarios como para darles de comer huevos podridos), mandocas (con queso chillón), cepillados, papelón, 4 tequeños y 3 yoyos. (Deben comer 6 veces al día). Luego de tamaña ingesta, el piloto americano será obligado a tratar de despegar en su avión…pero el pobre no va a caber; así que lo más probable es que decida quedarse y monte un tarantín en el mercado de las pulgas.
Invasión Terrestre
De llegar los invasores a Caracas, es importante tener la capacidad de producir algún evento como “Suena Caracas” o La “Bailanta Sensacional” (para los lectores no venezolanos, esto es un concurso de baile que producía en el maratónico de los sábados “Súper Sábado Sensacional”). Pues así cuando estos soldados invasores quieran atacarnos, se encuentren con tremenda fiesta, y sus pies se muevan al son de la música, deponiendo así sus armas pero no para huir sino para unirse a la fiesta.
Bueno me despido con una nota importante para los invasores: Vengan cuando quieran que los estamos esperando, eso sí: nosotros ponemos la música, y la gente. Ustedes por favor traigan la comida, el hielo y la bebida.
Photo Credits: Bernard Niess