Caupolicán Ovalles, poeta barroco (Parte I)
Guillermo Sucre, en su clásico libro La máscara, la transparencia, ha recordado la desconfianza con que Antonio Machado vio surgir a la Generación del 27. Esta tiene que ver, para Sucre, con dos hechos: 1) Machado vivía “en el tiempo, pero no en el presente”, y 2) “todo lo que no estaba en su noción, estaba fuera de todo tiempo, en una intemporalidad vacía; todo lo que no participaba de su emoción, derivaba en frialdad intelectual”. Sin embargo, Sucre agrega que el logro de la Generación del 27 en cuanto a este tema fue precisa y simplemente “vivir en el presente, en el instante”.
El más paradigmático de este grupo, en relación a este tema, fue Jorge Guillén, quien según el crítico venezolano inaugura “una poesía de la materialidad transparente”, o “la materialidad que es su propia forma”. Esta poesía consiste en “una sensación, una presencia que a la vez que lo liga al mundo y le da forma lo sustrae de la historia y lo inserta en una experiencia mítica: este tiempo y todos los tiempos, este presente que también fue aquel”. Caupolicán Ovalles, como hemos visto, podría entrar en esta poesía, si tomamos en cuenta las paralelizaciones temporales antes vistas, y en las que si bien se incluye el tiempo histórico, es como parte de ese tiempo mítico-poético.
Esa inteligencia, por supuesto, desborda el papel, pues como ha señalado Sucre “tiempo mítico y tiempo poético son, pues, una y la misma cosa. Este tiempo mítico-poético, cuyo único absoluto es la relatividad del presente, quiere regir también la vida misma. Si el hombre viviera en el mundo tal como se vive en el poema al crearlo o al leerlo: ¿no sería posible hablar, como lo cree Bachelard, de un destino poético? Un destino poético que cambiaría la vida, la historia”.
Si el mito personal y colectivo de Jorge Teillier es, por ejemplo, el de una aldea interna, el de Ovalles es el de la democracia barroca: una sociedad en cuyo caos se erige un orden, a través de una asunción patafísica del estar en el mundo. Esa es, como veremos, la transparente materialidad de su forma, que a su vez es contenido.