Con cada siglo se acaba el mundo
Con este siglo se acaba mi mundo
de mar de plástico, tierra de aluminio,
luna de molde, terminada a máquina
y un sol que viene con instrucciones
en cuatro modelos y siete colores.
Con cada año se acaba un tiempo.
Con cada día se acaba mi tiempo
de piel y vidrio y áes y óes
que venden rosas bajo faroles
y luego cartas de amor se esconden
entre los bordes de sus escotes.
He caído en este lugar
donde no hay nadie que me oiga cantar.
Con mi cargamento
de voces de niños cantando bajo cúpulas
estos fragmentos
opongo a las ruinas.
En los mercados de las ciudades
el distinguido caballero
puede adquirir
todo el tiempo que compre su dinero.
Tiempo de cerámica, tiempo de metal,
tiempo de madera trabajada, y de cristal.
Mirad cuánto tiempo
tengo en mi casa;
sube de precio
pero no pasa
y si lo tengo que vender, lo vendo.
Hey cámbieme un tiempo
por otro tiempo.
Deme una limosna
de pan y de tiempo.
Con un vino blanco
qué bien sabe este tiempo.
He caído en este lugar
donde no hay nadie que me oiga cantar.
De antiguo amor sentí la gran potencia
y hacia el planeta azul que me esperaba
me lancé, desnudo, como los hijos de la mar.
De Mala leche (PDF gratis, Taller del Poeta)