Inicia abril. Han florecido las forsitias en Prospect Park. En esta tarde gris, fría, de niebla y garúa, sus flores han vestido al sotobosque con el color de la alegría. Mientras caminaba por los senderos cercanos al lago, me detuve a contemplarlas. Campanas doradas colgaban de las ramitas de los arbustos y se mecían en la brisa. Imaginé su tañer en tonos agudos. Bailarinas espontáneas, dieron calor y brillo a mi corazón azul marino.
二
Avanza abril. Han florecido los fresnos de Windsor Terrace. Hoy los vi adornados por elegantes ramos de florecillas blancas. Eros me rozó, o quizá su madre Afrodita murmuró en mi oído, pues el deseo brotó en mí al pensar en las piernas de Atalanta, corredora incansable. Son como dos fresnos silvestres, esbeltos y fragantes que en mi imaginación florecen, erizándose de placer, cuando les acaricio.