Camino junto al río Poudre. Grillos, vacas, terneros, ciclistas y corredores me acompañan. Alguna vez me he apoyado en la cerca que me separa de las vacas. Me detengo y las observo. A veces siento que me reconocen y me llaman por mi nombre, en su lengua obviamente. Caminar es traducir también. Normalmente cuando camino en esta pradera, lo llamo a Luis, él, que vive en Atlanta, es un gran amigo. ¿Qué es la amistad y qué significa en estos tiempos? No tengo una respuesta exacta. Se dice que los animales pueden ser grandes amigos, no lo creo. Nos hacen compañía y ayudan a sanar nuestro atormentado mundo interior, pero los animales no son amigos. Amigo sólo puede ser un ser humano para mí. Tal vez, en un futuro, amigo sea un cyborg, un algoritmo, una inteligencia artificial. Los libros tampoco son amigos, los libros son compañeros, también. Tengo muy pocos amigos, cada vez son menos. Luis es uno de ellos. Amigo es para mí alguien que admiras y respetas. Yo respeto a Luis y lo admiro. Admiro su serenidad para perseverar en la existencia, su amor por el conocimiento y el saber, su espontaneidad, su esperanza por la humanidad y por un futuro realmente interdisciplinario, metafórico y comunitario.
Creemos en la comunidad, es el destino de la humanidad. Incluso la democracia ya nos ha fallado. Simbólicamente se observa en las diferentes aplicaciones como Netflix, Amazon Prime, Hulu, el resurgimiento mundial, el enamoramiento con un orden distinto a la democracia. En el inconsciente colectivo ese orden antidemocrático no está asociado a la cooperación o solidaridad humana, sino a los reyes, príncipes, monarquías, déspotas sensuales y hermosos que toman el control de nuestras vidas. Esa es una opción de futuro, ahora mismo en octubre de 2020 lo estamos experimentando. Luis y yo, tal vez algunos más, creemos en otro camino, otra ruta del existir, un verdadero renacimiento del conocimiento órfico, un verdadero renacer de la vida en comunidad, comunidad que incluye la vida silvestre, una coexistencia, un renacer de una consciencia donde seamos uno con todos los seres que habitan este planeta.
La vaca y su ternero se acercan hasta mí en la misma frontera de la cerca que nos divide, a un lado, humanos y, al otro, animales. No tengo miedo. Salto y los abrazo.
Photo by: Matt Anderson ©