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enrique bernales
Photo by: Jason Thibault ©

Caminatas en la Pandemia IV: Malden, MA

Cafecito caliente en la mañana del martes siete de julio. Lo necesitaba mucho. El viaje de más de dos mil millas había llegado a su fin. Ahora me tocaba disfrutar de la compañía de Octavio y Emiliano. Salimos de la casa, con los respectivos barbijos, tal como estaba decretado por el gobierno del estado.

Recuerdo con claridad la ruta hacia el colegio de mis hijos, normalmente rebosante de niños jugando en el campo o en la cancha de basketball o en la cancha de hockey ya en desuso. Éramos nosotros y unos cuantos niños más. Me encanta arrojarles la pelota de fútbol americano y a ellos les encanta correr tras ella, recibirla perfectamente como Randy Moss, Julian Edelman, Rob Gronkowsky o Danny Amendola y correr hasta la línea de anotación: touchdown for New England! Touchdown for The Patriots!

Hacía mucho calor. De repente se acercó un niño del barrio que conocía a mis hijos de la escuela, pero no tenía barbijo. Quería jugar con nosotros, era una situación complicada, mas mi hijo mayor Octavio resolvió la situación eficientemente porque así han sido educados en New England: lo siento, no tienes barbijo y no podemos compartir la pelota, es necesario mantener social distancing, cuando traigas tu barbijo podremos jugar.

La primera caminata por New England fue muy corta, sería la primera de muchas. Disfruto mucho mi paternidad. Octavio y Emiliano son mis grandes cómplices y amigos del alma. Aprendo mucho de ellos, conversamos de muchas cosas, de la vida, del amor, dándole vueltas al corazón. Me siento muy privilegiado de ser su padre, un lujo que no cambiaria por nada. Mientras les lanzo la pelota, ya muy cerca de casa, les digo:

Saben, cuando era un niño en Lima como ustedes ahora, yo estudiaba y hacía mi tarea con velas por varios años, pero lo que aprendí en esos años como niño quiero que lo apliquen en sus vidas: la humanidad ha conocido guerras, hambrunas, desastres, pero hemos vencido, debemos vencer porque es parte de la naturaleza humana imponerse a su condición con amor, pasión y conocimiento, cualquier dificultad será derrotada no importa cuán dura sea. Así es como se vence al COVID19, juntos, venciendo como una sola raza humana. Debemos inspirarnos en el ejemplo del niño Krishna que vivió en tiempos de terror y miedo, pero con el amor, saber y ternura del Logos que nace de él y llena el mundo, saldremos victoriosos, una vez más.


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