Somos una revista independiente que sobrevive gracias a tu apoyo. ¿Quieres ser parte de este proyecto? ¡Bríndanos un café al mes!
mario blanco
Photo Credits: Ashu Mathura ©

Calle Bravo Correoso en Santiago de Cuba

Pocos vecinos, puedo asegurarlo, se interesan en conocer la historia de los personajes con cuyos nombres son bautizadas las calles donde viven. A finales de 1951 nuestra familia se instaló en la calle Bravo Correoso #207 del Reparto Santa Bárbara en Santiago de Cuba. Tenía apenas dos años cuando tuvimos la alegría de mudarnos para una casa de nuestra propiedad, que mi padre construyó aunando los pocos recursos que tenía. Él era el único que disponía de un salario ya que mi madre siempre fue ama de casa, algo que conlleva un trabajo enorme, aunque lamentablemente sin que se reciba un sueldo.

Allí crecimos los tres hermanos, y de allí salí con casi 20 años para iniciar un curso preparatorio que me llevaría luego a la Universidad en Polonia. Nuestra calle no estaba asfaltada, y solo después que me fui le hicieron el alcantarillado y la pavimentaron. Pero los vecinos de esa cuadra, en la calle que corre de Oeste a Este de la ciudad, eran maravillosos con un grado de solidaridad tremendo. Todos se conocían y apoyaban y ante todo se respetaban. Era una zona pobre del barrio, en la cual vivía gente obrera y humilde, pero de características humanas extraordinarias.

Cuando regresé de Polonia una vez terminados mis estudios, laboré en el Ministerio del Transporte por 8 años hasta que la dirección política del país me propuso conformar parte del gobierno, y así en 1986 me volví alcalde del municipio-ciudad, Plaza de la Revolución, en la Ciudad de La Habana. Nuestra casa familiar aun radica en la calle Bravo Correoso, y gracias a las circunstancias que me llevaron a presidir la alcaldía de una municipalidad, puedo decir que conocí y aprendí mucho de ese trabajo.

El nombre ilustre de nuestra calle corresponde al abogado Antonio Bravo Correoso, un admirable santiaguero, amigo y correligionario de Emilio Bacardíy de otros insignes patriotas, quien fue a su vez el segundo alcalde de la ciudad de Santiago de Cuba, después del ya mencionado polifacético Bacardí, quien fue el primero en 1898. Veamos brevemente la trayectoria de este admirable santiaguero.

Nació el 8 de octubre de 1863, y una vez graduado de abogado puso énfasis en la defensa de los sectores más desfavorecidos, como las mujeres, los ancianos y los niños. Dirigió el Partido Nacional Radical, y fue un ferviente defensor de la no aceptación de la Enmienda Platt impuesta por los Estados Unidos. Una vez que fue establecida, Antonio Bravo Correoso, como miembro de la Convención Constituyente, pronunció estas proféticas palabras: “Días de angustias profundas fueron para los Delegados los que subsiguieron a partir de la lectura de dicho documento. El país entró en un período de agitación extraordinaria. Las manifestaciones se sucedían unas a otras en todos los pueblos, en son de protesta, que repercutió en Washington, contra la imposición de los Estados Unidos. Abierta la válvula, el patriotismo se exhibió tan ampliamente, que pudo crear conflictos de orden público y de muy lamentables consecuencias personales y hasta sociales. El ideal soñado parecía no realizarse”.

Siendo alcalde inauguró el primer Ateneo Cultural de la ciudad que hoy lleva su nombre. Fue un hombre de ideas, un abogado de acción y un entrañable amigo del hijo predilecto de Santiago de Cuba Emilio Bacardí Moreau, acerca del cual, en el momento de su muerte, expresó: «Él tenía derecho a esta gigantesca manifestación, reveladora de una extraordinaria sensación de público dolor. Por su alma sencilla, por sus elevados y generosos sentimientos, por su vocación altruista y filantrópica; por su acendrado patriotismo y su amor insuperable a ésta, su ciudad natal; por la tesonera persecución de propósitos que ennoblecieran la tierra de su devoción, puso a contribución sus actividades, y así lo vimos en sus muchos aspectos, como gran industrial y comerciante, novelista, benefactor, dramaturgo, cronista, político, y por encima de todas esas prendas valiosas patriota excelso e inmaculado.”

Durante la Asamblea Constituyente en La Habana en 1940, Bravo Correoso fue uno de los firmantes de la histórica Constitución de 1940, una de las más avanzadas de Latinoamérica en su época. En calidad de delegado de mayor edad, fue miembro de la presidencia durante la firma de esta Constitución, en la ciudad de Guáimaro, elegida en homenaje a la primera Constitución cubana que también se firmó allí en 1869, después del alzamiento de la Damajagua el 10 de octubre de 1868.

Muchos los detalles curiosos que acompañaron la firma de la Constitución de 1940, por ejemplo que se mandó a elaborar una pluma de oro para que los asambleístas firmaran con ella. Es lo que hicieron todos menos uno, Bravo Correoso, quien firmó con la misma pluma con la que había firmado la Constitución de 1901, siendo probablemente uno de los pocos sino el único, que puso su firma en ambas Constituciones.

Sobre la fecha de su muerte el autor de estas letras ha hecho ingentes esfuerzos por conocerla, siendo la mayoría infructuosos. Conlleva a confusión la fecha que, inexplicablemente, aparece en la Enciclopedia cubana, es decir la del 02 de enero de 1922, algo imposible ya que el patriota Bravo Correoso firmó la Constitución de 1940. Sin embargo el dato histórico exacto me llegó gracias a mis inolvidables amigos del Pre de Santiago de Cuba. Bravo Correoso murió el 26 de enero de 1944.

El Dr. Ariel Arias Blanco, me contó que, siendo él un adolescente, vio varias veces a Bravo Correoso. Dijo también que según los comentarios, como abogado tenía el récord de no haber perdido ningún juicio. Después de su muerte visitó su casa en la calle Santo Tomás, que había sido transformada en una especie de pequeño museo alegórico al ilustre patriota, y que conservaba en su interior una biblioteca enorme. La esposa de Bravo Correoso, a quien decían Maria Pepa, era maestra de primaria y dictó clases a dos de las hermanas de Ariel.

Quienes deseen conocer más datos sobre este ilustre patriota cubano, pueden leer la crónica hecha en su homenaje por Alcibíades Poveda Díaz, en su libro: Las noticias de la historia 1952-1958.


Photo Credits: Ashu Mathura ©

Hey you,
¿nos brindas un café?