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daniel campos
Photo by: Daniel Jolivet ©

Belleza humana junto al Lago Prospect

He disfrutado una renovada capacidad de asombro al regresar a Brooklyn después de una larga ausencia. Empezaba a pensar que ese frescor perceptivo se relacionaba con la naturaleza y sus maravillas: un gavilán colirrojo posado en la enramada sobre un sendero en Prospect Park, los tonos de durazno maduro de la aurora, los brillos plateados del río Hudson al fluir, las aguas encrespadas del Océano Atlántico en una tarde de tormenta y un sauce llorón creciendo al lado de un arce rojo a orillas del Lago Prospect.

Justamente admiraba la forma en que las ramas y hojas del sauce se inclinaban para saludar al lago, cuando un detalle humano me estremeció. Una mujer vestida de salwar kameez turquesa, con un pañuelo magenta cubriéndole el cabello y los hombros, se aproximó a la orilla. Se detuvo junto al sauce a admirar el entorno. Sus ropas brillantes se reflejaron perfectamente en las aguas calmas.

Dos mujeres más se acercaron para acompañarla. También vestían salwar kameez, una de escarlata y negro, la otra de verde y rojo coral. Las tres posaron ante el espejo del lago, multiplicando destellos coloridos y llenando de vivacidad el entorno natural bajo el resplandor de cúmulos pasajeros y el celeste pastel del cielo.

Las tres mujeres me regalaron un momento de tal belleza humana, de cualidad estética tan admirable, que un sentimiento de gozo agradecido me sobrecogió. Me di cuenta de que todo este ambiente natural-social, incluyendo las expresiones estéticas humanas, me invita a apreciarlo, a vincularme, a sentirme en casa en esta región de ríos, estuarios, islas, océano, seres vivos y diversidad humana.


Photo by: Daniel Jolivet ©

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