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Bella Kogan

Bella Kogan: una vida dedicada al arte

Intensa, solar, generosa, Bella Kogan es muchas mujeres en una. Es como un papel tornasolado que brilla con diferentes colores según el momento de su vida que nos deja conocer. Habla con sinceridad, no teme poner al desnudo sus fragilidades, sus aciertos y sus errores. Es joven y sin embargo ha vivido con pasión y profundidad experiencias diferentes, siguiendo sus sueños y luchando para alcanzarlos.

El entorno familiar marcó su personalidad. Los padres idealistas, dedicados a mejorar el mundo a su alrededor, le enseñaron el valor de la solidaridad. Transcurrió su primera infancia en Mérida, ciudad venezolana en la cual el padre cursó su PhD y ejerció la profesión de cirujano infantil durante varios años, mientras la madre se dedicaba a la enseñanza y en particular a la educación de niños afectos de sordo-ceguera.

– Fueron años muy felices – nos cuenta Bella con nostalgia y alegría –. Vivíamos en contacto con la naturaleza, practicaba con buenos resultados el atletismo, tenía a muchos amigos y nuestros juegos se desarrollaban todos al aire libre. Era un mundo sencillo, profundamente humano que me daba una gran seguridad.

 

Bella Kogan
Fotografía: Anibal Mestre | Producción: Hever Rondon Awww Projects

 

Sin embargo las familias de ambos padres, familias numerosas pobladas de tíos y tías, estaban en Caracas, así que cuando Bella tenía 9 años decidieron mudarse y dejar para siempre ese pequeño paraíso que la hija amaba tanto.

El primer impacto con una escuela nueva, un ambiente diferente y una familia tan grande no fue fácil para Bella quien añoraba la libertad de la naturaleza y la sencillez de los amigos que había dejado en Mérida. Pronto descubrió que entre tanto cariño y en medio de familias tan unidas y acostumbradas a compartir cada momento del día a día, lo más difícil era encontrar y defender su espacio. Si bien apreciaba ese sentido de comunión que solamente se desprende de las familias muy unidas, surgió fuertemente en ella una gran necesidad de silencio y reflexión. Cada uno de los tíos, tías y abuelos dejará una huella profunda en su personalidad y le abrirá puertas diversas hacia mundos que ella irá asimilando en su interior.

El abuelo materno, político relevante, por uno de los reveses tan típicos de la política, había sido acusado y, en espera de un proceso que luego lo declararía inocente, estaba en casa muy enfermo aunque extremadamente lúcido y atento. Bella amaba transcurrir horas y horas a su lado. Leían, escuchaban noticias juntos, hablaban. Mientras su hermana, al concluir las clases, iba a la quinta de familia donde tíos y tías compartían un espacio en el cual desarrollaban sus diversas actividades, Bella prefería volver a casa y transcurrir su tiempo en compañía de ese abuelo que sentía tan cercano y similar.

– Pasé un año con mi abuelo, absorbiendo de él, de su experiencia y me quedó una gran pasión por la política pero también un gran miedo. Entendí que es un mundo que puede llegar a ser muy cruel.

Otra persona que tuvo una influencia determinante en su formación es una tía madrina quien posee una galería de arte. De su mano Bella empezó a descubrir la belleza de las obras de arte, el misterio de la creatividad, el valor de la estética.

– La galería se desarrollaba en unos cuartos que eran como cajas blancas. Era un ambiente mágico y me gustaba proponer ideas que mi tía escuchaba con atención y muchas veces ponía en práctica. Ella me explicaba las diferencias entre un artista y otro, entre una corriente y otra. Yo absorbía todo y en la noche pensaba en lo maravilloso que era crear tanta belleza y que hubiera gente capaz de apreciarla y dispuesta a comprarla. Me preguntaba cómo harían los artistas a imaginar y luego a realizar esas obras tan particulares.

 

Bella Kogan
Fotografía: Anibal Mestre | Producción: Hever Rondon Awww Projects

 

Al terminar estudios muy joven, iba dos años adelantada en la escuela, decidió viajar a Estados Unidos para aprender inglés. Fue su primera experiencia en este país que la conquistó y que decidió recorrer en tren, sola, pero apoyándose en casa de familias conocidas. Una experiencia importante que transcurrió observando la naturaleza, tratando de entender la idiosincrasia de las personas que encontraba en las distintas ciudades, visitando museos y dedicando horas y horas a la lectura y a la escritura, pasiones que la han acompañado toda su vida. En esos meses también germinó en ella el amor por la historia de las religiones.

Al regreso, cuando llegó el momento de escoger una carrera universitaria, Bella lo hizo influenciada por el abuelo paterno, abogado de renombre que ella admiraba profundamente. Ser una persona tan centrada y respetada como su abuelo, luchar por un mundo en el cual existiera la justicia, fue el sueño que persiguió cuando decidió cursar derecho en la Universidad Católica. Sin embargo, aún amando los estudios jurídicos, pronto sintió que no encajaba perfectamente en un mundo que en la realidad era mucho más duro y árido de lo que había imaginado en su idealización. Se inscribe en la facultad de Estudios Internacionales de la Universidad Central de Venezuela y durante tres años sigue ambos cursos universitarios.

– Cuando llegó el momento de enfrentar las audiencias orales me quedé paralizada por un miedo escénico terrible. Un profesor me aconsejó seguir un curso de oratoria y fue tan positivo que desapareció el miedo y las palabras empezaron a brotar de mi boca como un río imparable.

Bella ríe al recordar ese nuevo momento pliegue de su vida al cual siguió otro aún más determinante: un Taller de actuación con Gladys Prince y Héctor Manrique.

– Lo empecé gracias a mi gran amiga, la bailaora Siudy Garrido, quien me convenció. Era el taller del Grupo Actoral 80 y Gladys Prince fue como un ángel en mi vida. Gracias a ella desaparecieron por completo los miedos escénicos y descubrí toda la magia de la actuación. Entendí que eso era lo que quería y decidí dejar los estudios universitarios y mudarme a Londres para prepararme mejor y seguir con la actuación.

 

Bella Kogan
Fotografía: Anibal Mestre | Producción: Hever Rondon Awww Projects

 

Con la consueta determinación, a sabiendas que su decisión iba a caer como un balde de agua fría en sus padres y en general en toda la familia, Bella preparó sus maletas y enfrentó esa nueva experiencia.

– Fueron años intensos, de grandes satisfacciones y también de frustraciones. Seguí todos los cursos que pude. Durante una estadía en Colombia, país en el cual fui para acompañar a mi ex novio, estudié canto y empecé a actuar en teatro y también en televisión, el único medio que me permitía ganar y mantenerme. Sin embargo ya tenía nostalgia de mi país, de mi familia que en el mientras había aceptado mi decisión, así que regresé para celebrar mi cumpleaños y me quedé. Diego Rísquez me pidió trabajar en su película sobre Francisco de Miranda y un canal de televisión me ofreció un papel estelar en una telenovela.

Empieza así una nueva etapa de su vida. Tras trabajar en la telenovela decide cerrar con la televisión y actuar solamente en el teatro y en el cine. Pero va descubriendo otros aspectos de la profesión y se dedica siempre más a la producción. Crea su compañía, Tactus-Pro y paralelamente se va entusiasmando por la Fundación SOCIEVEN que había creado su madre al retirarse de la enseñanza, para seguir con su obra de ayuda a niños y adolescentes con problemas de ceguera y sordera.

– Había vivido muchos años rodeada de niños con esa discapacidad y muchos de ellos tenían mi edad y eran mis amigos. Entendí que la Fundación de mi madre necesitaba expandirse porque no había nada similar en todo el país. Desarrollé un proyecto para acercar esos niños al arte. Se llamaba Cinco Sentidos en Acción y fue muy enriquecedor para todos. Los artistas empezaron a comunicar su arte en silencio, a través del tacto, una experiencia importante para los niños pero también para todos ellos porque pudieron tener una percepción distinta del entorno, lograron ver sin ver, escuchar sin escuchar, y desarrollar otro tipo de sensibilidad.

Poco a poco fui cambiando la estructura entera de la Fundación y la transformé en un espacio en el cual se entrenaban a otros maestros para extender la ayuda a muchísimos jóvenes en toda Venezuela.

 

Bella Kogan
Fotografía: Anibal Mestre | Producción: Hever Rondon Awww Projects

 

Acostumbrada a volcarse con toda su pasión y energía en los proyectos que amaba, el trabajo y el stress que le exigían la Fundación y la compañía de producción fueron tales que Bella se enfermó y tuvo obligatoriamente que parar toda su actividad.

Envuelta una vez más en el silencio y en la reflexión, alejada necesariamente del corre corre diario, Bella entendió que su vida necesitaba otro cambio, que había llegado a un momento en el cual deseaba entenderse con mayor profundidad y en el cual debía concentrarse en sí misma. Cerró la compañía de producción y dejó el mando de la Fundación SOCIEVEN que de todas formas sigue asesorando como miembro de la Junta Directiva.

Vuelve a florecer en ella el amor por el arte y tras la relación con varios artistas, en particular con Miguel Prypchan, amigo de infancia y artista emergente, decide emprender una nueva aventura: promover el trabajo de Miguel a nivel nacional e internacional. Lo hace con mucho éxito, sin embargo es un trabajo que le absorbe mucho tiempo y para el cual debe viajar constantemente. Cuando, hace seis años, decide construir unos sueños más sólidos y se enamora de Nico Kogan, un hombre dinámico, amante del arte, quien comparte sus mismos intereses y curiosidades,  y quien la entiende, en toda su esencia y complejidad, Bella se casa, tiene dos niñas y su vida cambia una vez más. Deja Caracas para establecerse entre Puerto Rico y Nueva York.

– Por unos años me dediqué a las niñas y a la familia. Pero no solo – dice Kogan con una sonrisa –, también decidí cursar y esta vez terminar una carrera universitaria. Me inscribí en la facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Puerto Rico y me dediqué, junto con mi esposo, a coleccionar obras de artistas latinoamericanos.

 

 

Bella Kogan
Fotografía: Anibal Mestre | Producción: Hever Rondon Awww Projects

 

Hace tiempo había decidido seguir el judaísmo, decisión que tomó tras realizar un libro que le había comisionado una familia y en el cual trabajó durante dos años. Esa decisión se reforzó cuando conoció a su esposo quien también es de familia judía. Cuando la comunidad judía de Puerto Rico decide cerrar su escuela, Bella ofrece su ayuda no solamente para evitar el cierre de un centro educativo sino para transformarlo e innovarlo.

– Nico y yo tuvimos reuniones con unos docentes que siguen el método Zero desarrollado en Harvard, un método que prevé la enseñanza a través del arte. Yo que había visto el poder del arte en el aprendizaje de los niños con problemas de sordo-ceguera, sabía la fuerza que encierra ese binomio. El resultado ha sido increíble.

Lamentablemente el huracán María causó fuertes daños a la estructura del preescolar, sin embargo, lejos de deprimirse Bella y Nico Kogan han reaccionado de inmediato dispuestos a devolver, muy pronto, la escuela a la comunidad.

– Los niños necesitan volver lo antes posible a su ritmo de siempre. Lo que ha pasado es terrible pero los puertorriqueños son personas fuertes, positivas, generosas y sé que lograrán superar también este momento tan doloroso y difícil.

Bella Kogan, apreciada colaboradora y amiga de ViceVersa Magazine, presentará el evento “Bitter Laughter: Sátira Política y Libertad de Prensa en América Latina y España” que nuestra plataforma organiza junto con la Universidad The Cooper Union y que este año estará dedicado a las mujeres caricaturistas. Al hablar del evento comenta:

– Me entusiasma y me siento súper identificada con el proyecto. En Venezuela participé en un ciclo de dramaturgia durante el cual se estudiaban y realizaban lecturas dramatizadas de escritoras venezolanas. Fue algo espectacular. Hay un hilo conductor entre el pensamiento femenino y su pluma. En un momento en el cual es tan importante comunicar la realidad y que se escuche la voz de las mujeres, creo que la ilustración política logra ir al grano, logra transmitir críticas, pensamientos, de una forma sencilla, humorística pero incisiva.

La voz de las niñas que reclaman su presencia interrumpe la larga conversación con Bella Kogan. La sonrisa le ilumina el rostro y con un dejo de ironía susurra: – Sigue la lucha por mi espacio –. Y sabemos que ese espacio estará dedicado al arte porque el arte, en todas sus manifestaciones, ha sido siempre su mejor amigo, su cómplice incondicional y su más fiel aliado.

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