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Mayweather vs Pacquiao

El Bardo: Mayweather vs Pacquiao

CARACAS: Ya comienza la pelea. Dos estrellas de Hollywood nos anuncian las características de cada jugador, uno representa la industria del dinero y el otro la inspiración para un país, aunque no hay que dejarnos engañar, ambos son expresión del poder establecido pero podemos identificarnos con algunos de sus planteamiento y así disfrutar del encuentro deportivo con la ilusión de que se combate por ideas y no por un premio en metálico. Sale muy sonriente el «Pacman» trotando con entusiasmo, de fondo suena una canción que él mismo ha compuesto, lo que me hace pensar en la ironía de la que se suelen vestir estos púgiles que se ganan la vida repartiendo golpes en el ring, y luego, en su vida detrás de las cuerdas, actúan como unos verdaderos románticos. No sé como leer eso pero me divierte. Tiene su momento espiritual, ora, en su esquina.

Entra luego «Moneymaker» muy concentrado, a su alrededor tiene a un rey de mentira, eco de pantalla publicitaria, guardespaldas. Es Justin Biever, la apuesta de Jay-Z de un millón y medio de dólares, y un cinturón que viene al aire. «Moneymaker» no reza pero tiene su momento de superstición, entra y sale de las cuerdas una vez antes de ingresar definitivamente en el ring.

Los ecos de la tarde se hacen sentir y mi mente relaciona la pelea con el encuentro de artistas del grupo al que fui invitado: El patio, cuyo objetivo principal es el de servir de plataforma alternativa para encuentros de artistas, teóricos e investigadores, para que puedan apoyarse, documentar y crear blindajes de proyectos e ideas en las artes plásticas.

Para mi son un Manny Pacquiao en la lucha del valor de la poesis. Es una propuesta y una respuesta paralela a lo establecido, es un grupo independiente de gente que por motus y recursos propios desea cambiar la estancada realidad del panorama artístico, tan siquiera el local. El sistema de galerías e instituciones museísticas son Mayweather que cuentan con todo el peso que el poder les puede dar. Por un lado con todo el dinero del mercado de especulación de objetos de arte, por el otro con la dictadura de la mirada de la maquinaria del estado que desea promocionar como identidad estética su ideal de historia ficcionada. 

Y de nuevo en esta pelea vuelvo a elegir a Pacquiao. Como decía un graffitero de identidad encubierta en un programa documental: – Hago arte en las paredes de la ciudad porque ahí es por donde paso, esos son los lugares que me interesan. De la misma manera apoyo la promoción de propuestas no convencionales en espacios no convencionales porque es donde habito, los museos y galerías como entes generadores de propuestas para mi están muertos, son espacios para propuestas zombis, puro cuerpo idiota que no razona ni debate.

Comienza la pelea, los peleadores salen al ring, se tantean, lanzan golpes probando las distancias, que el guante vaya viendo a donde tiene que llegar. Se mueven con cautela porque después de todo es la pelea del siglo, cada quien mide su fuerza y presenta sus intereses.

Las imágenes de la pelea se entremezclan con la primera propuesta que viene de parte de un investigador, Augusto Gerardi.

Es joven y tiene ganas de mover las cosas, al parecer todos los actores de las instituciones formales del arte están paralizados, muy comprometidos en una Venezuela híper polarizada, temen decir con precisión su posición pues pueden perder el puesto.

De la misma manera veo a un Mayweather timorato, no se puede arriesgar, puede perder su posición en el sistema, en la máquina de lo establecido, Pacquiao lo busca con sus guantes y con el corazón, él tiene mucho que ganar.

Se oyen algunos nombres para confrontar la crítica de arte. A pesar de que no se debaten estos temas con franqueza en la actualidad están sucediendo acciones interesantes en el campo de la estética, y surgen preguntas como por ejemplo ¿es muralismo un graffiti?, ¿es la propaganda política en los muros un medio de expresión válido para que un artista exprese su poesis? ¿hasta dónde llega la libertad de un artista cuando es un sujeto comprometido con un partido político?. Paralelamente surge la pregunta entre los asistentes ¿cuales críticos o investigadores estarán dispuestos a debatir esto públicamente? ¿se arriesgarán? Sugiere Franklin Sánchez artista plástico pensar en otros nombres de investigadores, en gente joven talentosa que anda desmotivada porque no consigue espacios en este tenso y paralizado tablero de ajedrez. Suena coherente.

Ha sido un juego de el gato y el ratón, el Pacman busca al Moneymaker y este muy hábilmente se escapa cada vez que está tras las cuerdas, es experto en la huida hasta que en el sexto encuentro Many logra conectar un jab en la barbilla que lo desestabiliza. Mayweather mueve su cabeza con la mirada fría y un poco perdida como diciendo «you can’t hurt me» pero si tienes que decirlo es porque efectivamente puedes perder.

Con esto me viene a la mente la segunda propuesta presentada en El Patio por el artista Efraín Ugueto. Viene con un proyecto denominado VU (Venezuela Utópica) en el cual plantea la creación de imágenes generadas por computadora de una Venezuela que no existe pero que deseamos, con recursos como las maquetas 3D que nos dan la sensación de que su realización es real o que por lo menos existe una realidad posible en toda maqueta y que pronto la veremos. Su idea es que la gente se una a esta propuesta y contribuya con sus propios sueños aunque el mismo Efrain confiesa que tiene una biblioteca extensa de sus propias creaciones. De cualquier manera amo el proyecto y confío en él. Después de todo aquello que experimentamos en esta realidad en algún momento fue un sueño antes de materializarse, eso es indiscutible.

Ha ganado Mayweather pero no me importa, después de todo cuando tomas partido siempre estás expuesto a perder, pero es de suma relevancia apostar a la causa que te mueve, tomar partido, elegir si quieres seguir con el sistema o si quieres pujar por un mundo que está pariéndose con cada sueño. De igual manera con éxitos o con fracasos estaré del lado de los que pujan por un mundo diferente inclusivo y lejos de las esferas de poder, de mano de la gente en su día a día.

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