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coronavirus arte
Photo by: Tumisu© from Pixabay

Ayudemos la cultura como la cultura nos ayuda a nosotros

En los grandes conflictos, al aullido lúgubre de las sirenas anunciando un bombardeo, seguía una rápida estampida hacia sótanos y refugios. Allí, entre rezos, lágrimas y palabras de aliento, personas de todas las edades y clases sociales, esperaban el momento en el cual podían volver a ver la luz del sol o el reflejo de la luna. Cuando finalmente lo hacían, se asomaban presas del temor de ver sus casas en llama y transformadas en escombros. Destrucción y miedo se desgranaban en idiomas diversos, pero con igual significado. Sin embargo, todos conocían al enemigo. Podían visualizarlo, conocían el color de sus uniformes, los símbolos que caracterizaban aviones y tanques.

Hoy en día la humanidad está enfrentando una guerra contra una entidad invisible, tan etérea como el aire que respiramos y tan letal como las armas de fuego. Nuestra única defensa es el encierro. Un encierro que día tras día se vuelve más difícil sobre todo porque nadie sabe cuándo terminará ni puede prever la destrucción que encontrará al salir de él.

Nadie puede saber a ciencia cierta cuáles serán las consecuencias de esta parálisis. Las proyecciones de los economistas son muy preocupantes, aunque no falten voces más optimistas que predicen una concientización de las personas que, al descubrir su fragilidad e interdependencia, lucharán para vivir en sociedades más justas y escogerán gobiernos más sensibles a problemáticas como el cambio climático y la protección de la naturaleza.

Sea cual sea el mundo al cual nos tocará enfrentarnos mañana, hoy debemos sobrevivir a nuestro encierro tratando en lo posible de evitar el pánico y el desespero.

En estos momentos nos estamos dando cuenta, más que nunca, del rol fundamental que tiene la cultura en nuestras vidas. Y no solo. También estamos disfrutando de la generosidad del mundo de las artes.

Teatro, cine, música, arte, literatura, filosofía, llegan a nuestros hogares gracias a todas aquellas personas que generan o distribuyen cultura.    

¿Se imaginan cuán oscuros y vacíos serían los días que estamos viviendo si no tuviéramos ese escape que nos regala la cultura?

Sin embargo, la mayoría de esas personas que enriquecen nuestras vidas con la magia de la creatividad, que se desvelan para crear belleza, son las que menos ganan y las que gozan de menor aprecio en una sociedad acostumbrada a medir todo en términos de dividendos económicos.

Vender palabras, colores, notas musicales, es casi imposible. Son pocos, muy pocos los artistas, actores, escritores y músicos que pueden vivir de su arte. Entregarse a la pasión de la creatividad significa aceptar una existencia llena de privaciones y sacrificios.

El Covid19 no solamente nos está mostrando la importancia de la amistad, de un abrazo, de un paseo entre la naturaleza, del placer de la respiración, sino también la necesidad vital de tener cultura en nuestras vidas.

Frente a esta emergencia podemos reaccionar comprando un arma y encerrándonos en nuestras casas dispuestos a matar al que se nos acerque, o sentirnos parte de un todo y apreciar el valor de la generosidad y solidaridad que encierra el DNA de la cultura.

Y, si pertenecemos a esta segunda categoría, quizás sea el momento para reflexionar sobre el aprecio y apoyo que merecerán mañana artistas, músicos, escritores, actores, directores, gestores culturales y la necesidad de remunerarlos hoy con un gesto de solidaridad.

Muchas las plataformas, organizaciones, fundaciones que están reuniendo fondos para ayudarlos. Quizás algunas organizaciones podrían crear un plan de apoyo para los artistas hispanos. Y si cada uno de nosotros aportará su granito de arena podremos articular un ¡Gracias! fuerte y coral.

Evitaremos así, cuando de nuevo podremos salir y respirar al aire libre sin miedo alguno, encontrar, hechas escombros, las casas más bellas de nuestras sociedades, esas que encierran cultura.


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