Han pasado ocho meses desde que leí por primera vez “Aves del paraíso», la última novela de Luisa Etxenike. Hoy la releo más despacio, intento saborearla aún más que esa primera vez. Mi ejemplar está lleno de post-its. Curiosamente hoy los colocaría de la misma manera. Está claro que la novela me sigue cautivando. Es un texto que seduce con cada frase, con cada palabra. Al leerlo siento un nudo en el pecho. Dan ganas de compararlo con la sensación que tiene el protagonista: “es como tener un erizo latiendo en el lugar del corazón”, pero una vez leída toda la novela esto sería un sacrilegio. Yo simplemente me vuelvo sentimental, demasiado empática. Eso me pasa con pocos libros. Solo con los que merecen la pena. Miguel, el protagonista, es un náufrago, un personaje devastado. Nuestros sentimientos no se parecen para nada.
“Aves del paraíso” es una novela fragmentada, que nos enfrenta a unas imágenes desgarradoras. La propia historia hilo, la razón del distanciamiento entre padre e hijo, para muchos podría ser el único tema del libro. Pero hay más, cosas todavía más impactantes, temas incómodos. El problema que dividió a la sociedad, pero también a algunas familias. ¿Es vergüenza o culpa lo que siente Miguel, el protagonista de la novela? “La vergüenza es solo de uno, (…) no depende en absoluto de los demás”. ¿Por qué aunque tenga dinero se comporta como un mendigo? ¿Por qué le cuesta acordarse de su vida antes de ahora? Obsesivamente vuelve a un tema. ¿Qué le ha pasado? ¿Qué ha pasado a su hijo y a toda la familia? «¿Cuánto dulce tendrá que comer para compensar este amargor por dentro?» ¿Qué es «la distancia precisa para la humillación»?
El libro está dividido en dos partes. La primera nos presenta a un protagonista de lo más misterioso, nos llena de preguntas. En la segunda las vivencias de Miguel están acompañadas por metáforas del mundo de los pájaros. Empezamos a descubrir las respuestas. Todo el libro se ve marcado por las preciosas ilustraciones de aves de James Ellsworth: las aves simbólicas del texto se hacen bien visibles. En todos los sentidos es un libro único. El estilo es sombrío, pero nos permite leerlo con mucha agilidad. Las frases son muy sutiles, pero a la vez los sentimientos que despiertan en nosotros resultan ser bastante bruscos. Percibimos el dolor de Miguel, vivencias tan extremas realmente solo nos las podemos imaginar. A través de unas descripciones, casi visiones, Luisa Etxenike consigue que creamos estar experimentando lo imposible. Lo que parece una amnesia traumática con cada página se convierte en la necesidad de recordar, en la necesidad de una memoria que le ayude a entender lo sucedido. Esta transformación, la “migración” del protagonista es imprescindible para que pueda seguir con su vida. Una historia que se convierte en la guía de un viaje hacia la memoria, hacia el imprescindible reconocimiento del pasado.
“Aves del paraiso”, después de “El ángulo ciego” y “Absoluta presencia”, es la tercera novela de Luisa Etxenike que trata sobre el tema del terrorismo en el Pais Vasco. Los dos primeros trataban sobre las víctimas, esta última obra, no. Quizás por eso la precisión del lenguaje tan característica para la autora en este caso destaca incluso más que en los anteriores. Es necesario para no confundir ninguna de las emociones. Las escenas breves, la fragmentación del texto oprime al lector de una manera que le hace simpatizar con el protagonista. Una ambientación mínima con una atmósfera intensa, un lenguaje controlado a perfección para expresar el mundo interior de un personaje roto y en silencio. Tan solo en el desenlace nos encontramos con información directa, con el pasado. Aunque ya lo adivinamos antes, leerlo directamente es una declaración de intenciones. Es lo que hace Miguel: manifiesta su objetivo, por fin claro, y su determinación de cumplir con él. No queda lugar para la ambigüedad.
Luisa Etxenike siempre expresa que es la literatura, el arte en general, lo que puede ayudarnos a recordar lo más terrible, a convertir esas experiencias traumáticas del pasado en algo en lo que construir un mejor futuro. “Aves del paraíso” es un paso más en esta dirección.
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