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Art Rio 10º edición (II)

A pesar de un año atípico, debido a la cuarentena por el Covid-19, ArtRio continuó con su innovadora programación. Además de regresar con los programas físicos “Panorama”, que reúne a las galerías ya instaladas en el circuito, y “Vista”, con galerías jóvenes y proyectos curatoriales experimentales, ArtRio contó con la modalidad on-line, con una intensa programación de eventos, como conferencias, mesas redondas, visitas guiadas y performances programadas para todos los días de la feria.

En el área externa de Marina da Glória, la feria Art Rio presentó por cuarto año consecutivo “Mira”, un programa de videoarte comisariado por Victor Gorgulho.

Este año 2020, el programa “Mira” invitó al público a explorar narrativas visuales, tanto de artistas consagrados como de nuevos nombres que utilizan el videoarte como plataforma. Bajo el título de “Pantallas, ventanas, horizontes”, la curaduría reunió vídeos y películas de artistas brasileños y extranjeros, cuyas producciones se desarrollan mayoritariamente en el campo audiovisual. Son narrativas contemporáneas – y contra-narrativas – que muestran las características de un presente turbulento y tejen caminos hacia futuros posibles.

Art Rio 2020 desarrolló, para su edición virtual, una plataforma que permite al coleccionador de arte experimentar la sensación de visita presencial de la feria y de las galerías participantes, incluyendo diversos detalles sobre las obras, artistas y contexto histórico. Fueron dispuestos, además, un chat para conversar directamente con los galeristas y canales para la comunicación por vídeo, con el fin de visualizar mejor los detalles de las obras y agilizar las negociaciones de compra-venta.

 

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Selección de galerías y artistas de Art Rio 2020

Galeria Movimento Arte Contemporânea, Rio de Janeiro

Su trabajo incluye fotografía, performance, escultura y video instalación. Cruces de técnicas y materiales, perceptibles en sus obras más recientes, en las que Monteiro presenta el universo mágico de las danzas de combate africanas y de la diáspora. Interés despertado por la práctica de la capoeira y solidificado en sus viajes de investigación a África y el Caribe durante su doctorado en artes de la UERJ (Universidad del Estado de Rio de Janeiro).

Es de la memoria anclada en el cuerpo, del sobrevuelo simbólico de sus búsquedas, de la otredad, de la resistencia, de las vibraciones emanadas en el cuerpo, en el verbo, en el ritmo, en la imagen y en la materia, que nacen sus propuestas artísticas.

 

Galería Silvia Cintra+Box4, Rio de Janeiro

Andrea Rocco nació en São Paulo en 1977. Estudió pintura y dibujo en la Parsons School (Nueva York), se graduó en Diseño de Moda en la Facultad Santa Marcelina y en Educación Artística en la FAAP, donde también realizó un posgrado en Historia del Arte. La artista ha participado en numerosas exposiciones en Brasil y en el extranjero, como “Brasileño moderno: íconos e innovación”, en Bruselas (2012), y “Arte pela Amazônia”, en la Fundação Bienal de São Paulo (2008). Obtuvo el primer lugar en la Exposición Anual de Artes Plásticas de la FAAP, en 2003, y una mención de honor en la edición de 2006. Actualmente vive y trabaja en Lisboa, Portugal.

Su serie de pájaros está inspirada en las litografías de pájaros de Edward Lear (1812-1888) que, ya de por sí, poseen un aspecto innovador, tratándose de ilustraciones científicas. Como ilustrador científico, Lear dibujó pájaros exóticos pero reales, aunque también dibujó especies inventadas por él. Incluso sus pájaros muchas veces se comportan como personas o imagina personas que actúan como aves.

La otra referencia clara que aparece en el título, proviene de un poema del autor recifense Manuel Bandeira: “Vou-me embora para Pasárgada” (Me voy para Pasárgada). El poema, escrito en primera persona, habla de un hombre insatisfecho con su vida presente y que se imagina yéndose a vivir a otra ciudad, donde podrá colmar todos sus deseos. Pasárgada fue la primera capital del imperio persa, de la cual quedaron vestigios al sur del actual Irán. Bandeira establece un juego de palabras entre Pasárgada y la palabra “pássaro” en portugués, que significa pájaro.

En resumen, los pájaros de Andrea Rocco nos representan en tanto seres deseosos de una libertad con la que no contamos. Cada marco de sus dibujos sugiere una jaula en la que el pájaro vive pero no es feliz, porque no puede volar. Al igual que el ser humano, que sueña cumplir sus anhelos en lugares lejanos. También, como en el poema de Manuel Bandeira, los dibujos de Rocco hacen referencia a los emigrantes, a aquellos que viajan a otros países en búsqueda de nuevos horizontes.

 

Rodrigo Matheus, São Paulo, 1974

El artista paulistano Rodrigo Matheus se graduó en 2001 en la Universidad de São Paulo, luego cursó su maestría en el Royal College of Art de Londres en 2011. Actualmente vive y trabaja en París.

Ha participado en numerosas exposiciones en Europa, incluyendo Imagine Brazil diseñado por Gunnar Kvaran, Hans Ulrich Obrist y Thierry Raspail en el Astrup-Fearnley Museum of Contemporary Art de Oslo, en 2013 y luego en el Musée d’Art Contemporain de Lyon en 2014. En Francia, su trabajo se ha presentado especialmente en el Palais de Tokyo, en 2013, durante la 13ª Bienal de Arte Contemporáneo de Lyon, en 2015, en el Centro Pompidou, en 2016 y en la Fundación Villa Datris, en 2018.

Rodrigo Matheus es un artista cuya principal característica es la utilización de materiales comunes al mundo corporativo, a los cuales atribuye una nueva lectura. Su obra discute la naturaleza de la representación en el arte y su relación con el diseño industrial.

En Blind Mirror II, el artista retira del objeto su función principal y propone una nueva relación del mismo, con el mundo. Las lentejuelas y espículas le otorgan a su espejo brillo y lustre, su forma ovalada ha sido conservada pero, en cambio, perdió su función principal, la de reflejar el espacio circundante.

De ser un objeto con una función específica, pasó a convertirse en un elemento puramente decorativo, y hasta podríamos calificarlo de kitsch. Los rasgos que definen lo kitsch son la imitación, el plagio y la pretenciosidad, el «deseo de aparentar ser». En este sentido, todas las imitaciones y copias son manifestaciones de lo kitsch, así como el empleo de materiales no genuinos, impropios o de baja calidad.

Un “espejo ciego” es una contradicción en términos, por eso el espejo ciego de Rodrigo Matheus es la imitación de un espejo, hecha con un material refulgente que normalmente se utiliza para diseño de indumentaria. Junto a dicho material, agregó espículas, un material punzante y amenazador que nada tiene que ver con la denotación del objeto, sino con una connotación que el artista busca darle a su obra.

Cabe destacar que el trabajo de Matheus ha sido ampliamente difundido en América del Sur y los Estados Unidos. El artista ha participado de exposiciones en el MAM – Museo de Arte Moderno de São Paulo, en 2019, en la Fundación Iberê Camargo, Porto Alegre en 2017, también en el Museo de Imagen y Sonido y el Instituto Tomie Ohtake, ambos en São Paulo, en la 10ª Bienal del Mercosur (Porto Alegre) y en el New Museum of Contemporary Art, New York.

 

Galeria Nara Roesler. São Paulo / Rio de Janeiro / New York

 

Adriana Schmorak
Daniel Buren (Boulogne-Billancourt, 1938)
Prismas y Espejos nº22, 2018
Altorrelieve. Madera, pegamento, laca, espejo y vinilo adhesivo.
225 x 135 cm

 

Daniel Buren ha sido una figura central en el arte conceptual desde la década de 1960, cuando se desempeñó como miembro fundador del grupo BMPT. Desde entonces es ampliamente conocido por el uso de grandes franjas simétricas de colores contrastantes dispuestas en superficies o espacios arquitectónicos. En ese momento, Buren comenzó a producir intervenciones en lugares públicos. Comenzó a distribuir cientos de carteles a rayas en todo París y luego en más de 100 estaciones de metro, que rápidamente llamaron la atención del público. No tardó en centrar su atención en la influencia de la arquitectura -especialmente la de los museos- en el arte. El artista comenzó entonces a producir obras más tridimensionales y a concebir propuestas a partir de la modulación del espacio que éstas habitan.

Buren desafía las nociones convencionales de lugares donde se puede ver el arte y cómo se puede entender. Su práctica establece un entorno, no solo discursivo, sino físico, en el que el público puede recorrer el espacio y percibir la obra desde varios ángulos. Por ello, se encargó de introducir la noción de «in situ» en las artes visuales, concepto que caracteriza la práctica que conecta el trabajo con las especificidades físicas y culturales de los lugares donde se presenta. Sus intervenciones “in situ” juegan con puntos de vista, espacios, colores, luz, movimiento, entorno, corte o proyección, asumiendo su poder decorativo o transformando radicalmente los lugares, pero sobre todo interpelando a transeúntes y espectadores.

A partir de la década de 1990, el artista instaló literalmente colores en el espacio mediante filtros y láminas de vidrio o plexiglás. De esta forma, la obra parece invadir nuestro espacio -una sensación que Buren intensifica mediante el uso de espejos- e invita al espectador a involucrarse con todo su cuerpo. “Prismas y Espejos” forma parte de este periodo.

Daniel Buren nació en 1938, en Boulogne-Billancourt, Francia, donde vive y trabaja. Su trabajo se distribuye ampliamente en exposiciones internacionales. Las exposiciones individuales recientes incluyen: Daniel Buren. De cualquier manera, obra ‘in situ’, en el Museo de Arte Italiano (2019), en Lima, Perú; Like Child’s Play, en Carriageworks (2018), en Sydney, Australia; Daniel Buren – Del medio al círculo completo: un atractivo de color, Museo de Arte Moderno de Bogotá (MAMBO) (2017), en Bogotá, Colombia; Proyecciones / Retroproyecciones. Trabajo in situ, en el Centre Georges Pompidou Málaga (2017), en Málaga, España. Las exposiciones colectivas recientes incluyen: En Plein Air, High Line Art (2019), en Nueva York, Estados Unidos; Highlights for a Future, Stedelijk Museum voor Actuele Kunst (SMAK) (2019), Gante, Bélgica; Suspensión: una historia de la escultura colgante abstracta 1918-2018, en el Palais d’Iéna (2018), en París, Francia; Piedra en el cielo – Arte y Arquitectura de Paulo Mendes da Rocha, en el Museo Brasileño de Escultura y Ecología (MUBE) (2017), en São Paulo, Brasil. Sus obras forman parte de importantes colecciones institucionales, como: Georges Pompidou, París, Francia; Museum Moderner Kunst Stiftung Ludwig Wien, Viena, Austria; Museo de Arte Moderno (MoMA), Nueva York, Estados Unidos; Museo Nacional de Arte Moderno, Tokio, Japón; Tate Modern, Londres, Reino Unido, entre otros.

 

Amélia Toledo, (São Paulo, 1926-2017)

Amélia Amorim Toledo (São Paulo, 1926 – ídem, 2017). Escultora, pintora, dibujante, diseñadora de joyas. Asistió al estudio de Anita Malfatti (1889-1964), en São Paulo, a fines de la década de 1930. Entre 1943 y 1947, estudió con Yoshiya Takaoka (1909-1978) y, en 1948, con Waldemar da Costa (1904-1982). Ese mismo año, trabajó con el diseño de proyectos en el despacho del arquitecto Vilanova Artigas (1915-1985). En 1958, asistió a la Escuela Central de Artes y Oficios del Consejo del Condado de Londres.

De regreso a Brasil, en 1960, estudió grabado en metal con João Luís Oliveira Chaves (1924), en Estúdio / Gravura. En 1964, obtuvo una maestría de la Universidad de Brasilia (UNB). Desde mediados de la década de 1960, ha sido profesora en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Mackenzie y en la Fundación Armando Álvares Penteado (Faap), en São Paulo, y en la Escuela de Diseño Industrial (Esdi), en Rio de Janeiro.

Durante esa misma década, Amélia Toledo comenzó a estudiar el espacio escultórico con raíz constructiva y realizó curvaturas en elementos geométricos regulares. También exploró las posibilidades que ofrece la superficie espejada de acero inoxidable. Percibió que, a través del juego de reflejos, se potencia la multiplicación de superficies y el espacio se despliega en un juego de resonancias, acercándose a la arquitectura.

Produjo, desde la década de 1970, una serie de trabajos basados en las formas de la naturaleza. Recogía materiales como conchas y piedras, sobre los que intervenía mínimamente. En “Situation Tending to Infinity” (1971), Toledo se basó en la geometría, empleando un cubo de formas cristalinas que se divide en ocho cubos más pequeños y así sucesivamente. El trabajo invita a la manipulación: se puede desmontar y volver a montar en varias configuraciones.

La artista también se dedicó a la pintura al óleo y a la acuarela, y al diseño de joyas. Creó obras para espacios públicos, como el proyecto cromático, 1996/1998, para la estación de metro Arcoverde en Rio de Janeiro. En 1999, la Galería do Sesi de São Paulo montó una exposición retrospectiva de su obra y en 2004, se publicó el libro “Amélia Toledo: As Naturezas do Artifico”, de Agnaldo Farias.

El carácter experimental, el uso de un amplio abanico de materiales -naturales e industriales- y el interés por recrear el paisaje han sido recurrentes en la obra de la artista.

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