La ciudad está directamente relacionada con las paradojas de Zenón de Elea. Con sus meandros y variantes simbólicas, la ciudad es inabarcable. Si pensamos a la ciudad como un conjunto de múltiples puntos y rectas trazados en incontables direcciones, podemos ver que la tortuga de Zenón no podrá encontrar a Aquiles en los rincones de la traza urbana. Por eso, propongo reformular las paradojas del filósofo de Elea.
En la cultura urbana, están vivas las aporías eleáticas. Si indago en el laberinto de calles, habrá instantes en los que no podrán coincidir Aquiles y la Tortuga y habrá recorridos que la tortuga y Aquiles no desarrollarán de forma exacta. Caminarían y nunca llegarían a coincidir en rincones o instantes de la urbe contemporánea. Si Aquiles caminara en una dirección y si la tortuga lo siguiera en la misma dirección habría una altísima probabilidad de que la tortuga no encontrara jamás a Aquiles ya que los rincones y los puntos intersticiales entre el punto de partida y el punto de llegada son infinitos.
En la ciudad actual, Aquiles o la tortuga se perderían y se convertirían en amputados mentales o en insomnes que deambulan como anarquistas ciegos en Nueva York o Ámsterdam.
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