Haití vivió un capítulo sangriento el año pasado. De acuerdo a distintos portales de noticias, en horas de la madrugada un grupo armado irrumpió en la residencia privada del Presidente haitiano, Jovenel Moïse, ubicada en el barrio de Pelerin de Puerto Príncipe, hiriéndolo de muerte. Las primeras imágenes del magnicidio fueron registradas y compartidas por un vecino de la zona, es decir, un infociudadano.
A este sujeto lo definiremos como ese transeúnte que es capaz de captar imágenes de un hecho noticioso al que se enfrenta por mera casualidad, y luego comparte el material audiovisual a través de sus redes sociales sin cumplir el riguroso compromiso de verificar la información, como lo haría un profesional de la comunicación. De hecho, no está obligado a hacerlo porque no es su oficio, pero ¿es su responsabilidad? Esto puede derivar en un debate que nos conduzca a un callejón sin salida.
Sin duda, es una figura duramente estigmatizada, en especial por reporteros gráficos. Este sujeto, que por estar en primera línea en el momento de los hechos, le saca una ventaja provechosa a cualquier medio de comunicación en cuanto a la inmediatez y rememora el fantasma olvidado del “tubazo”.
¿Cómo combatir la inmediatez del infociudadano? Es imposible, debemos aceptarlo. Es una batalla perdida. Lo que sí se puede hacer es cumplir con las tareas a las que el infociudadano renuncia: Verificar e investigar para profundizar en la información que se ofrece a la audiencia.
En lugar de percibir al infociudadano como una fuente incómoda o una potencial amenaza al oficio, se puede convertir en un apoyo importante que aportar un punto de partida para levantar la información y recabar los datos que sustente la noticia.
El infociudadano no tiene la intención de socavar la estabilidad laboral del reportero gráfico, es solo un testigo fortuito y, como consecuencia de la ubicuidad de la fotografía y el video, tiene la posibilidad de registrar y compartir el material audiovisual.
El fotoperiodista, por su parte, debe comprender que su dinámica de trabajo no se ve afectada por la inmediatez de este material. Además, tiene los recursos técnicos y profesionales para hacer seguimiento, profundizar y lograr comunicar a la audiencia ávida en conocer más detalles del hecho.
Incluso, me atrevo a asegurar que es parte de la responsabilidad social del fotoperiodista la alfabetización visual del ciudadano, brindarle herramientas para leer y crear imágenes, ayudarlo a ser más crítico y que no se convierta en presa fácil de los fake news.