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El éxito de las Alianza Productivas

BOGOTÁ: El sistema de las Alianzas Productivas en Colombia está obteniendo resultados muy positivos sobre todo para los campesinos que producen rubros como plátanos y plantas oleosas.

Este modelo, que es cofinanciado por el Banco Mundial, y consiste en la creación de alianzas estratégicas entre pequeños agricultores y grandes empresas de comercialización, ha contribuido a generar ingresos, crear empleos y promover la cohesión social entre las comunidades rurales. La posibilidad para los agricultores de subsanar la inseguridad del trabajo agrícolo gracias a estos acuerdos que les garantizan la venta de sus cosechas y el  acceso a los mercados tradicionales sin intermediarios, cambia significativamente su relación con el trabajo y su inserción en la sociedad.

Para asegurar el positivo desarrollo de estos agronegocios y garantizar su sustentabilidad se han implementado también programas para ofrecer a las comunidades acceso a la formación, con el propósito de fortalecer su capacidad organizativa, empresarial y técnica así como a insumos, como fertilizantes que se aplican dentro de las normas para una agricultura limpia.

Otro aspecto interesante de este sistema de ayuda a los pequeños agricultores es la organización cuyo objetivo es la sostenibilidad financiera de los negocios. Se ha impulsado el ahorro y la reinversión de los recursos que se invierten, a través del Proyecto, en un fondo rotatorio de propiedad de la organización de productores. Mediante este fondo rotatorio, los asociados pueden beneficiarse de un préstamo que reembolsan cada mes, para mejorar su producción.

El Plan de Alianzas Productivos se está desarrollando con éxito en Colombia, país en el cual el gobierno está invirtiendo muchos recursos a tal fin y donde hay muchas instituciones públicas y privadas, involucradas en su implementación. El gobierno colombiano tras la aprobación de la ley para la restitución de las tierras a los campesinos que las habían perdido a causa de la guerrilla y el narcotráfico, está ahora tratando de superar las graves asimetrías regionales consecuencia de los conflictos y generar procesos de desarrollo entre las poblaciones más pobres y vulnerables.

Actualmente este modelo está siendo replicado en otros países como Honduras, Jamaica, Guatemala, Perú y Bolivia. Si bien estos planes están pensados para beneficiar esencialmente a los pequeños productores, también resultan positivos para las  grandes empresas comercializadoras que diversifican sus fuentes y se aseguran la producción de cultivos que solamente pueden ser desarrollados por pequeñas fincas.

En octubre 2013, en América Latina se habían realizado casi 3.000 alianzas con 110.000 familias beneficiadas.

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