Somos una revista independiente que sobrevive gracias a tu apoyo. ¿Quieres ser parte de este proyecto? ¡Bríndanos un café al mes!
Alejandro Varderi

Alejandro Varderi: el kitsch para transitar nostalgias y recuperar memorias

NUEVA YORK: Intelectual refinado, amante de las artes en todas sus expresiones, Alejandro Varderi transcurre sus días entre el trabajo de docencia y de escritura y las visitas a museos, salas de cines, galerías, teatros y librerías, lugares, estos, que le permiten perderse entre creatividad y belleza. La constante inmersión en la amplia gama de posibilidades culturales que ofrece Nueva York, lo ayudan a desentrañar nuestra realidad, con la ávida curiosidad y la exigente profundidad de quien, tras haber traspasado los límites de lo superficial, sabe que ya no hay vuelta atrás.

En estos días dos de sus libros más recientes se están presentando en Nueva York y en Caracas: De lo sublime a lo grotesco. Kitsch y cultura popular en el mundo hispánico (Devenir el otro) y El amor a Barcelona, traducción del catalán al español del poemario de Marta Pessarrodona (Bid & Co editor).

Dos libros distantes, mas solo en apariencia. Ambos tienen el sabor de la nostalgia y el apremio de la memoria. La nostalgia como añoranza de lo que se ha perdido en el camino de la vida y la memoria como ejercicio de recuperación y revitalización de un pasado que no solo nos pertenece sino que es parte de la existencia de países enteros y enteras generaciones.

En su libro De lo sublime a lo grotesco, Varderi, a través del estudio de la estética del kitsch vuelve a ese hilo conductor que une su ser actual con un pasado personal y colectivo.

– La estética del kitsch trabaja con la nostalgia. Permite retomar un pasado a través de los ídolos populares, de los mementos, de los altares, de las memorias, de la música y reconstruir una identidad que en nuestro continente está muy tamizada por el mestizaje que nos caracteriza.

Largo ha sido el recorrido de Varderi entre los muchos y diferentes caminos del kitsch en América Latina. Empezó en los años ’90 mientras recogía información para elaborar un libro que dedicó a Severo Sarduy y Pedro Almodóvar y que se titula “Del barroco al kitsch”.

– En esos momentos – comenta Varderi – empecé a entender como la estética del kitsch que estaba asociada a la idea del malgusto, por la traducción de esta palabra del alemán, en realidad podía ser la clave para explicar muchos de los fenómenos sociales y políticos que ocurren en nuestras sociedades. Tras una atenta investigación pude comprobar que en nuestro mundo hispano muy poco se había escrito sobre este tema. Solamente Celeste Olalquiaga lo había tocado con profundidad en sus libros Megalópolis y El reino artificial. Sobre la experiencia kitsch.

 

¿Por qué consideras que la estética del kitsch puede ayudarnos a desentrañar muchos de los fenómenos sociales que caracterizan nuestras sociedades?

El Kitsch es una estética que trabaja con la reproducción, con la copia, elementos fundamentales de nuestro tiempo. Es lo que nos define en tiempos en los cuales la tecnología ha quitado valor al original permitiendo a las copias reproducirse ad infinitum.

 

En el prólogo del libro escribes: El lugar que ocupa la estética del kitsch en las representaciones artísticas, literarias y cinemáticas del mundo hispánico, tiene en ese movimiento de traslación llevándolas de lo sublime a lo grotesco sin transiciones su expresión más certera. Al leerlo descubrimos las múltiples formas que toma una estética que camina constantemente en el límite entre lo sublime y lo grotesco con ironía irreverente, la denuncia agria y muchas veces con la emoción de quien muestra en todos sus claroscuros nuestras vivencias, las reales, las imaginadas, las deseadas.

La estética del kitsch tiene la capacidad de absorber, de transformar, de explicar también los fenómenos contemporáneos. Es una estética trasgresora que lleva a un primer plano, con una distancia irónica, toda una cantidad de temas de gran actualidad que tienen que ver con lo político, lo religioso, lo personal. Revela y desenmascara los aspectos más obscuros y escondidos de nuestras sociedades.

 

En una ocasión dijiste: “Yo abrazo la memoria de manera silenciosa, y desde ella me proyecto a lo que soy como ser humano, como autor y como espectador de la vida”. En este libro logras entrelazar tu memoria personal con la de artistas, escritores, cineastas. Es como percibir la seducción de la belleza tras velos de distintos matices y texturas.

Este libro me permitió unir mis intereses personales con relación al cine, a la literatura, al arte, con el discurso de la post postmodernidad en la cual estamos inmersos.

El aparataje corporativo ha utilizado y manipulado los sentimientos, las nostalgias, los anhelos de la población de nuestros países, en particular de la más desasistida, para crearle ilusiones de pertenencia. A través de una telenovela en cuya historia se pueda sentir representada, de un vestido para la fiesta de 15 años. Símbolos todos que se traducen en imitaciones de la cultura occidental blanca, norteamericana y europea, modelo ideal reproducido, entre comillas, de una manera muy inocente por parte de nuestra gente. Estas personas que buscan inconscientemente ser aceptadas son las verdaderas víctimas de una estudiada manipulación por parte de quienes persiguen beneficios propios manteniéndolas en un estado de servilismo. La estética del kitsch ayuda a denunciar estas maniobras.

 

También a entender nuestros racismos internos que se evidencian en ese querer parecernos a la estética blanca y occidental que nos vende el poder.

El nuestro es un racismo benigno en el sentido que no es tan abierto como puede ser el que sienten en Estados Unidos contra los afroamericanos. Es mucho más sutil, encubierto por una cierta condescendencia hacia el otro a quien no se considera igual sino inferior aunque nunca se diga abiertamente. Es una estética de la ambigüedad ya que nunca se llaman las cosas por su nombre sino que se dan rodeos para no afrontar los verdaderos problemas.

 

En tus páginas descubrimos también los enriquecedores “viajes” que realiza el kitsch. La porosidad de las fronteras ha transportado, distorsionada, nuestra estética en ese mundo occidental blanco que tomamos como modelo.

Es verdad también se ha dado el caso opuesto de una estética nuestra, hispana, que ha permeado otras culturas pero esas otras culturas la utilizan, la compran, la usan y en cierta manera se burlan de ella. Al mismo tiempo la deforman porque la reducen a un estereotipo de lo nuestro que luego nos venden nuevamente. Y nosotros caemos en la tentación de adquirirlo de manera que las culturas dominantes siguen teniendo el poder de manipulación en sus manos.

 

Internamente ese poder es utilizado por los gobiernos dictatoriales y autócratas quienes utilizan para sus fines los símbolos patrios muchas veces revisitados según sus necesidades.

En el libro reflexiono sobre los absolutismos políticos de nuestra América y de España. También lo hago entorno a las marginalidades, las otredades, las sexualidades, la represión. Son temas que están allí a los márgenes de un sistema que continuamente explota, traiciona, violenta a todos estos grupos. Cuando seleccioné a los artistas, a los escritores y a los cineastas busqué a quienes estaban más abiertos a explorar esas problemáticas a través de su creación.

 

El kitsch es ambivalente, por un lado ha sido el vehículo que ha permitido mimetizar la violencia en todas sus facetas, así como la homofobia, los racismos, las intolerancias y xenofobias, por el otro ha permitido a muchos creadores denunciar esos males y presentarlos de manera inmediata y comprensible para desmontar el andamiaje de la manipulación.

Eso se da porque el pensador, el artista, toma una distancia irónica y puede utilizar el kitsch para denunciar una situación conflictiva, a nivel social, político y económico. Es la diferencia entre el kitsch consciente y el kitsch inconsciente. Muchos intelectuales han utilizado esta estética para poner en tela de juicio lo que está deformado en nuestras culturas y nuestras sociedades.

 

Y, como en el caso de Laura Restrepo, ¿devolverles el original?

Sí. Laura Restrepo, a través del kitsch devuelve a la gente un original que ha sido deformado y tergiversado. Es una restauración que desarrolla a través de todos sus personajes. La narración se desplaza de un lugar a otro y ella privilegia las voces de los grupos que se resisten a incorporarse a una realidad concreta así como se lo pide una sociedad que les niega su espacio. Paralelamente también nos muestra en todo el esplendor de su miseria esa violencia tan abierta en nuestros países y que se ensaña contra la mujer y los niños. Restrepo, así como los otros artistas con los cuales trabajo, rescata y devuelve toda esa estética a nuestros países para que puedan reflejarse en un espejo que no esté deformado por la violencia o por el poder, sea ello económico o político.

 

Volviendo a la nostalgia, el poemario de Pesarrodona que has traducido del catalán al español y que ha sido publicado en Venezuela, también te conecta con una parte de tu pasado.

Debo confesar que al escribir De lo sublime a lo grotesco pude reflexionar sobre el tema de la nostalgia y de la memoria, presente en toda mi escritura, no solamente desde una perspectiva biográfica y autobiográfica sino desde una universalización de esa memoria. El poemario de Marta Pessarrodona El amor a Barcelona, es un proyecto que me interesó mucho porque contiene y mezcla mi nostalgia con la de la autora, nostalgia por la ciudad que se fue y por una cultura popular que se ha ido disgregando, deshaciendo.

 

Alejandro Varderi sigue explorando realidad e imaginación con la palabra escrita. La quinta novela de una saga que comenzó con Para repetir una mujer y siguió con Amantes y reverentes, Viaje de vuelta y Bajo fuego está casi terminada. Quinta, quizás la última, aunque nos confiesa, con la intimidad de los secretos, que solamente cuando la concluirá podrá decidir si con ella termina la saga entera. 

La escritura es la compañera inseparable de Alejandro Varderi en su tránsito entre lenguas, culturas y países diversos. Es con la palabra escrita que describe silencios y meditaciones, y es gracias a la palabra escrita que ha logrado superar nostalgias y reconstruir memorias.

Hey you,
¿nos brindas un café?