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daniel campos
Photo Credits: Dreaming with Dih ©

El agua y el Bien: Tao Te Ching 8

Hoy cuidé a mis plantas, las suculentas y la orquídea. A tres de ellas, que han crecido juntas, las trasplanté a una maceta más grande. En la maceta desocupada sembré otra suculenta traída a casa del vivero del Jardín Botánico de Brooklyn. Contemplé las flores de cuatro pétalos naranja rojizo de la kalanchoe. Cada una de sus flores es diminuta pero agrupadas en manojos inundan mi dormitorio de brillo como si fueran soles tropicales. La orquídea diminuta es más discreta. Sus pétalos verdeamarillos por momentos muestran destellos escarchados, pero luego los disimulan, y el labio es de un púrpura profundo e intenso.

Luego de trasplantar y contemplar, las regué a todas, observando con cuidado el fluir del agua y su absorción en la tierra negra y fresca.

Regarlas fue una forma de reflexionar activamente sobre el Tao Te Ching de Lao Tzu. He estado leyendo la traducción al español por el filósofo venezolano Alejandro Bárcenas (Anamnesis Editorial, 2014). Los primeros versos del capítulo 8 dicen:

El mayor bien es como el agua.
El agua beneficia a todo lo que ocurre sin contender.

Entiendo poco del Tao pero me parece que es una práctica, una vivencia del mundo, una forma de posicionarse en éste y experimentarlo, más que un concepto filosófico o religioso.

Comprendo más sobre el agua y el Bien regando mis plantas, duchándome y sintiendo como me limpia, bebiendo y disfrutando su frescor, o nadando y sintiendo como me permite flotar y fluir, que pensando e interpretando.

Nadar, por ejemplo, es mi placer. El agua no me resiste. No contiende conmigo. No me rechaza, diciéndome: “Sos de fuego, nada quiero con vos”. Me permite desplazarla y aun así me sostiene y me acaricia. No me pide nada a cambio. Alivia el peso que a veces intento cargar sobre mi columna vertebral y sobre mi ser interior.

Mis sentidos, mente y corazón se orientan siempre hacia el agua, buscando quizá a mi ninfa, y por eso me gusta nadar en mares, lagos, ríos y hasta en piscinas. El agua siempre me recibe, me da la bienvenida, me acoge y beneficia, así como nutre a mis plantas y sustenta su florecer.

El mayor bien es como el agua.

Sé bien que soy de fuego. Mi naturaleza es arder en el silencio de mi corazón. Pero quisiera ser un poco como el agua y dejar que el Bien fluya a través de mí.


Photo Credits: Dreaming with Dih ©

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