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Aladar Temeshy
viceversa mag

Agosto

To render the ocean one needs a whole year

Billy Ramsell

Bien , te dejé dormida
en la modorra de la tarde
quieta, tranquila, tendida
en esta soledad sorda,
que es una rara forma
de enfrentar la pregunta
que no tiene respuesta.

Te despertaste, me buscabas
estuviste muy sola
en la palpable nada
del siempre callado cuarto
de dos ventanas altas
rígidas, paradas
viendo el cielo incoloro
sin nubes y desnudo.

Estuve en el patio atrás
por donde anda la perra,
sentado en una silla
entre cosas y coroto
en el calor de agosto
yo un algo, olvidado
remanente de un pasado
simplemente ya dejado.

Sentado en la sombra
era bien sentir el calor
del incoloro agosto
leyendo versos tallados
en un otro continente
con canto fino, diferente.

Nada se movió
ni el cielo ni el calor
las avispas cantaron
en sonora unisón
su verana vida
volando con furor
como lejanos versos
de un libro de color.

Ya nada se moverá
ni el cuarto, ni tú, ni yo
los agostos son medidos
apartados y lejos
como nosotros
y las avispas
sonadoras voladoras
o versos alejados
de agotados agostos.

Ya regresé
para ver el patio
contigo por la ventana
la inamovilidad retardada
en la soledad simple
y esperar que termine
nuestro agosto.

 

EL MIEDO

Gracias Marisela.

Estaba parada
en la calle ancha
con sus estrechos
ocho años sola
con su miedo surdo
al lado de la silla blanca
con el hombre transparente
de blancura de cal viva
y le preguntó:
¿estás bien?
él vio el infinito
más allá de la urbe,
más allá de su ser,
de la blanca transparencia
sentado en la silla blanca
distante de la lluvia y
de la pregunta de la niña
¿estás bien?
la lluvia se acostó
con su incolora humedad
densa sobre la urbe
mojando casa, techo, calle,
al hombre sentado
en la silla blanca, infinita
sin que los caminantes
con paraguas vieran
la silla, al hombre, el miedo
de la niña preguntando:
¿estás bien?
el miedo se engordó
en la lluvia del infinito,
los de los paraguas
pasaron el miedo de la niña
preguntando al viento:
¿estás bien?
el agua helada del aguacero
lavó el cuello del hombre
sentado en la silla blanca
que dejó de ver el viento
y lo que había en el infinito,
miró la niña, la parca lluvia
y dijo suave, directo
a la sombra fina
de sus ocho años
y para espantar
a su escondido miedo:
estoy bien.

 

LO QUE LA VIDA DA

Invoco el testimonio
de la vida
que en voz alta diga
que es lo que
daba y da

es mi juicio,
no es de Dios, ni son cuentos
los años fueron lentos
llenos de ocio

así que pregunto
¿que es lo que la vida da?
no más que
otro día.

 

UNA VEZ MAS

Una vez más dejar
el universo de las hormigas
y cortar las aguas con la quilla
del velero de siete velas,
una vez más ir
con el viento de solano
hacia nuevas aventuras
guardadas en los cuentos,
una vez más creer
en la magia de amores eternos
de dos días y una noche
sin estrellas, sin cobijas amarillas,
una vez más escribir
con mayúsculas borrachas
sobre paredes de bahareque
con laja lisa letras grises
que te quiero mi vida.

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