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arturo serna
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Adán y la vida eterna 

Una de las posibilidades al indagar en la historia de la filosofía es poder comparar las ideas de los más disimiles pensadores. Este ejercicio provoca dos actitudes. La primera es que el arte de la comparación depara el descubrimiento de que nadie tiene la verdad. La segunda opción, propia de los dogmáticos, es adoptar un sistema y tomarlo por verdadero.

Alguna vez leí en un ensayo francés que Leibniz “introdujo en la biología sus ideas infinitistas”. Esto “le permitió universalizar el concepto de vida hasta el punto de admitir que no hay nada en la naturaleza que no sea vivo…”. Todos los seres vivos están organizados hasta su parte más pequeña. De este modo, la organización llega hasta el infinito. La vida no desaparece sino que se empequeñece hasta lo invisible. Cuando algo nace, nace desde lo infinitamente pequeño. Cuando un ser vivo muere, no desparece sino que se reduce a una parte infinitamente pequeña, invisible a los ojos del ser humano. Para Leibniz, el organismo vivo de Adán contenía los gérmenes de todos los hombres del futuro. Adán presupone, en versión infinitesimal, el porvenir de la humanidad. Adán posee en germen la totalidad.

No me sorprendió encontrar que Sir Thomas Browne defiende una idea que está en el tono de Leibniz aunque vaya más lejos que el alemán. Sin pudor dice Browne (Religio Medici, 59): “…pues yo era, no solo antes de mí mismo, sino de Adán, es decir, en la idea de Dios y el decreto de aquel sínodo que continúa durante toda la eternidad. Y en este sentido, yo digo que el mundo existía antes de la creación…”.

Tanto Leibniz como Browne entienden que la vida no desaparece. Más enfático y menos basado en la ciencia que en la fe, Browne sostiene que el mundo y el yo existen desde antes de la creación en la mente de Dios.

El arte de la comparación me ha llevado a pensar en la osada hipótesis del inglés. No puedo no admitir que Browne propone una idea inteligente (aunque pueda ser falsa). Si a veces la vida es asfixiante, ¿qué diríamos de una vida que existe en la mente de Dios y que seguirá existiendo a pesar de nuestro deseo?

Sir Thomas Browne publicó Religio Medici en 1642. Desde la formulación en una noche del siglo XVII, esta creencia ronda en la mente de los hombres y no deja de ser abrumadora. Quizás por eso recomiendo que no piensen en esto antes de ir a dormir.


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