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Acerca de flotar en una casa sin tiempo

Temo cada vez más que el confinamiento volverá. En Bogotá, donde hemos pasado nuestro encierro, las personas no han acatado como se debe la cuarentena, ya sea por hambre, por tedio o suma irresponsabilidad, ignorancia e indiferencia.

Este es un diario de cuarentena. Un diario donde cuento los días en el que pasamos tanto tiempo juntos y aprendemos a lidiar con nuestros problemas e impaciencia. Un relato donde aparece el aburrimiento, el miedo por tener síntomas, la desnudez al llegar a casa luego de mercar por creer que se tiene el virus en la ropa, y el juego con la luz que nos muestra eventos que antes me parecían vacíos en importancia: una paloma que muere en nuestro balcón, el reflejo de luz solar que se cuela en una ventana que no da a un exterior para hacerme un autorretrato.

Mi hermano Andrés hace su último año de escuela en la casa, mi hermano Juan espera su grado virtual de abogado, mi madre dicta clases desde el computador y mi papá pensionado trabaja para atendernos a todos.

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