Era un día límpido y gélido: cielo zafiro, sol refulgente, -11 grados centígrados. Yo viajaba hacia el norte en el tren Metro North, a lo largo de la ribera este del río Hudson. Éste fluía, constante y poderoso, hacia el Atlántico. Y yo iba a encontrarme con mi familia irlandesa en Nueva York: con los Connolly-Smith-McCarthy. Di gracias a la Vida por ellos, incluyendo la recién nacida Saoirse, hija de Clare y Niall, cuyo nombre celta invocaba la libertad. Y di gracias por mi familia en San José y por mis amigues en todo el mundo.
Fue hace tres años. Hoy, en vísperas de un nuevo día de Acción de Gracias, recuerdo aquel jueves festivo en la ribera del Hudson y renuevo mi sentimiento de gratitud por la cosecha de amor y amistad que he disfrutado.
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