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ABSOLUT BK: Retrato #7

Cobra Club: llegaba el viernes por la noche, ella agobiada por la rutina, la incertidumbre y la tristeza se acomodaba el cabello, compraba comida preparada en el supermercado, se retocaba el rojo de sus labios y empezaba la travesía, una hora de viaje en el tren tenía que recorrer para llegar al Cobra.

Pasadas las diez de la noche, sumergida en un vodka soda hacía recuento de su semana, yo escuchaba atentamente; varias veces sin palabras solo expresaba un ¡wow! ¿Qué hacía yo con tanto duelo? Mi vida estaba en la dirección opuesta a la de ella. Mi día era su noche, mi azúcar su limón, mi búsqueda su desvarío. La dualidad hecha carne en dos veinteañeras.

Así que caminamos hacia el fondo del Cobra, atravesamos la fila del baño, la mesa de pool y estaba allí, el salón con la cortina roja. Tomamos uno de los libros con la lista de canciones, elegimos varias para cantar juntas porque ella aún no se atrevía a cantar sola. Ese primer paso se convirtió en la terapia de los viernes, cantar, bailar, dejarlo todo en ese pequeño escenario frente a un público muy variado.

Poco a poco, el Cobra pasó de ser un refugio del caos nuclear de su vida a ser aquel lugar que se llenaría de memorias familiares y momentos amenos. El MC de la noche de Karaoke, “Big Butt”,  dejó de ser un desconocido, aunque no sabemos su nombre aún, pero este nickname hace honor a aquella distinguida parte de su cuerpo que menea con gran sofisticación al ritmo de todos los géneros musicales que uno pueda imaginarse  y “Wolf” el DJ, que tímidamente nos avisa cuantas personas tenemos por delante y hasta pregunta por nuestros amigos.

Los viernes por la noche dejaron de ser amargos, las últimas historias se resumen a seguir nuestros sueños sin que nada ni nadie nos desbarate por el camino, y si eso llega a pasar, aprendimos que en esta ciudad de millones de personas, cuando uno se cree un solitario hay alguien que te manda un mensaje de texto y te dice: ¿Pendiente de qué? ¿Karaoke night?

La vida, a veces puede resolverse en un escenario cantando o bailando al son desafinado de tus amigos, también puede ocurrir que te pidan matrimonio en ese mismo escenario delante de un grupo de gente emocionada y conmovida que celebra el engagement, mientras tú entre lágrimas tienes que cantar Sweet Surrender.

The Kings of Karaoke lo han visto todo y que más les tocará ver… El performance de padre e hija hasta la entrepierna de un travestí. Las noches de Bushwick siempre tan variopintas.

¡Al carajo la tristeza, las deudas, la visa de estudiante que se vence, la mudanza, el trabajo que no me dieron, el divorcio, el iPhone que se cayó por la poceta, la nieve, el paper, la alergia, los roommates, durante 3 minutos y medio que dura una canción promedio existe el silencio!

Seguimos yendo al Cobra, ya no tan religiosamente. Sus viajes en tren se redujeron a una caminata de 10 minutos, sus lágrimas se convirtieron en sonrisas, su cansancio en optimismo. El caos se ha convertido en sueños. La música sigue ahí. Ella ahora no teme cantar sola, pero al menos una canción debemos cantar juntas en la noche. No importa si desafinamos o no nos sabemos bien la canción, el show siempre debe continuar, because: Tonight I’m gonna have myyyseeelf a real good time, I feel Aliiiiiive…


Photo Credits: Mark Roy

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