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Sarah colmenares
Photo by: Julian Carvajal ©

Kolombia con k keratina

Voy a hablar de un país, Colombia, que encierra las dos caras de una moneda. Por un lado, está todo lo bueno y hermoso que verías si hicieras un viaje turístico. Playas hermosas, flores exóticas, bosques tropicales, desiertos, montañas escarchadas de nieve, y una excelente gastronomía con platillos deliciosos. Empanadas, arepa rellena, agua panela, bandeja paisa, son solo algunas de las muchas delicias que podrías comer. Además hay mucha historia, arte, literatura, mariposas amarillas, y personas alegres y cálidas.

Pero también está el otro lado de la moneda…

Corrupción, abandono por parte del estado en zonas rurales. Delincuencia, violencia, desigualdad, pobreza, malas políticas ambientales entre muchas otras cosas. Me gustaría poder mostrar solamente un lado de la moneda, el mejor. Sin embargo no sería honesto y mi deseo es que, aun viendo los aspectos negativos, sigas apreciando la hermosura de mi país. Tomando en cuenta que muchos muchos colombianos estamos haciendo lo posible para ampliar los aspectos positivos y disminuir los otros.

Colombia es un país que encuentra en sí mismo la fuerza para cambiar. Algo digno de admirar en su población es la sed insaciable de luchar por lo justo, y las ansias de conseguir un futuro mejor para todos. En cada consigna, en cada marcha, se concentran los sueños de todos los colombianos. La gente se arriesga a construir la Colombia con la que sueña, a pesar de la presencia de ciertas personas interesadas solamente en generar daños.

Es el vandalismo que destruye y acaba completamente con el sentido social reivindicativo de las marchas. Algo que nos afecta a todos. Por más mensajes positivos que se transmiten en cualquier manifestación para evitar la violencia, como por ejemplo. “el pueblo no daña al pueblo”, los esfuerzos se ven manchados por los vándalos que destruyen calles, plazas, comercios. Parecieran no darse cuenta de que lo que destruyen es de todos.

¿Y si a este vandalismo se le suma una persona influyente, que tiene una gran responsabilidad social con los jóvenes colombianos?. Hablo nada más y nada menos que de Daneidy Barrera, conocida como “Epa Colombia”, una influencer colombiana, que se volvió viral cuando subió un video a las redes sociales cantando una canción que decía exactamente esto “Epa Colombia.” La dedicó a la selección colombiana que participaba en el mundial de Rusia. Fue así como Daneidy subió a la fama. Pero no la aprovechó para bien ni para ella ni para los demás.

En el paro nacional de noviembre del 2019 todos pudimos ver como vandalizaba propiedades ajenas. Pintó paredes y contribuyó a destruir una estación de autobús. Tras subir estos actos a las redes sociales tuvo que enfrentar el repudio de algunos seguidores quienes consideran que esa actitud fomenta el odio y la violencia y que ella, al ser una figura publica, tiene un compromiso social con la juventud colombiana.

En diciembre del mismo año Daneidy Barrera enfrentó los cargos que le imputaron por perturbación de servicio del transporte público, daño en bien ajeno e instigación a delinquir con fines del terrorismo. En marzo del 2020 fue condenada a tres años y 10 meses de prisión, solo por los dos primeros delitos. Su abogado pidió que se le absolviera el cargo de instigación a delinquir con fines de terrorismo, el tribunal acogió los argumentos y estableció que la pena debería ser pagada en un centro penitenciario y que además tenía que pagar el equivalente a 492 salarios mínimos.

Esto parecería ser el fin, pero sorprendentemente no lo fue. Pues esta influencer se disculpó públicamente en sus redes sociales y se revindicó. Argumentó que sí, había cometido un error terrible pero, que esto no volvería a suceder. Según medios de comunicación local “Epa Colombia” logró pagar la multa con el apoyo de sus seguidores, quienes adquirieron sus keratinas. Es importante recalcar también que el emprendimiento de las keratinas ya tenía algo de tiempo en el mercado, y que según su página oficial genera empleo para mas de 320 personas. No comparto su actitud cuando cometió los actos delictivos. No obstante, admiro su tenacidad y capacidad de resiliencia para volver a despegar y salir adelante.


Photo by: Julian Carvajal ©

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