Somos una revista independiente que sobrevive gracias a tu apoyo. ¿Quieres ser parte de este proyecto? ¡Bríndanos un café al mes!
paola maita
Photo by: Nico Paix ©

Inventario de un hogar

Una rosa es una rosa.

Pero un hogar

No es un hogar

Hilde Domain

Una casa no es un hogar. Esto es una noción básica de la vida que me costó 10 años, múltiples mudanzas y un exilio, entenderlo. En algún momento, un sofá me ha hecho sentir casi como en casa, pero ha sido una sensación efímera que se evapora al levantarse el sopor de alguna siesta. Un hogar no es un hogar hasta que se hace tuyo.

No es un proceso del todo consciente. Es uno que viene constituido con pequeños actos insertados en el gran telar de los acontecimientos de la vida cotidiana.

Un hogar no se convierte en mi hogar salvo tenga un sofá donde pueda dormir cómodamente, un armario para poner los zapatos, y una batidora para hacer pasteles y galletas que impregnen la casa con el aroma de vainilla.

Un hogar comienza a hacerse mío cuando tengo un escritorio donde trabajar, una mesa de noche con los objetos que reflejan mi ánimo, un cajón para los calcetines de invierno, unas plantas para cuidar, un estante para las especies que le dan vida a lo comeremos un domingo por la tarde y un sillón donde acurrucarnos.

Un hogar se siente mío cuando puedo sentarme a escribir en cualquier rincón, organizar los estantes de libros a mi antojo, y me dan ganas de decorarlo en Navidad, aunque nunca haya sido mi temporada favorita.

Un hogar se hace cálido cuando el colchón tiene mi forma que se ajusta a la suya para que él me abrace por las noches de invierno, y me toque solo con un meñique en las de verano.

Un hogar no es mío porque lo diga un documento de arrendamiento o una hipoteca (seamos realistas, en mi generación son pocos los que tienen los medios para comprarse una casa al contado). Domain tenía razón. Un hogar no es un hogar, salvo que abra la puerta, sepa donde tirar los zapatos y sienta que he llegado. Un hogar no es un hogar hasta que lo es.


Photo by: Nico Paix ©

Hey you,
¿nos brindas un café?