Wittgenstein anota en un cuaderno: “Es difícil describir el camino a un miope”. Aunque acierta en la afirmación, Wittgenstein se limita a una descripción y no analiza las virtudes del miope. Para mí, ser miope contiene una forma de la libertad.
En ocasiones extremas, frente a la posibilidad de la vergüenza, el miope no puede ver y miente que ve. Como parte de su estrategia, inventa un sendero alternativo para llegar al objetivo deseado. En esos casos, tiene una ventaja: no ver le ayuda a crear. El miope imagina una realidad paralela, se convierte en un estratega de la distancia.
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