El sol tropical abrasa la tierra arcillosa. Ésta muestra un rostro reseco y ajado al cielo sin nubes. Tiene sed y se abre, resquebrajándose. Es plena estación seca en Lagunillas de Tárcoles. Muchas plantas, arbustos y árboles no sobrevivirán la sequía. Yo mismo sufro el calor en mi cuerpo agobiado. En el sopor de la tarde ardiente quiero tenderme en la hamaca. Pero los almendros de nuestra parcela han botado casi todas sus hojas y dan poca sombra. De todos modos me acuesto en el claroscuro que se forma por la luz filtrada bajo uno de ellos. No puedo pensar con coherencia. Mucho menos escribir una crónica en prosa. Me dedico a observar y juego a componer haikus en mi mente: arte minimalista para retratar un ambiente austero en el que, sin embargo, la vida persevera.
一
Vientos de abril
besan altas palmeras
con seco aliento.
二
Congos, avispas,
soterreyes, abejas
procuran agua.
三
El negro alacrán
enrosca su ponzoña
agazapado
bajo las hojas secas
de un almendro.
四
Retoñan hojas,
despuntan botones rosa
en la amapola.
五
El perseverante ruibarbo
en tierra sedienta
da su flor roja.
六
Reina en la distancia
la frondosa copa
del guanacaste.
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