Somos una revista independiente que sobrevive gracias a tu apoyo. ¿Quieres ser parte de este proyecto? ¡Bríndanos un café al mes!
mauricio naranjo

Paisajes metafísicos

CAPERUZA

Y entonces caperucita roja (apodo que se ganó por su sed de sangre) clavó su daga en el corazón del lobo. Luego, realizó un aquelarre solitario gritando palabras en un lenguaje atávico y delirante.

LA TERTULIA

Cuentan que tarde en la noche, mientras todos duermen, las estatuas y los bustos de los próceres se reúnen en La playa con El palo a fumar, beber y narrar siniestras historias de transeúntes que como pálidas sombras perturban sus silencios de piedra y bronce.

EL HOMBRE TRISTE

El hombre triste, sin ella, se arrojó al acantilado, al vacío de su corazón, al mar de niebla, a su desierto interior.  Comenzó a vivir en paisajes desolados, poblados de ruinas y naturaleza muerta, sombríos, lúgubres, melancólicos.

Deambulaba entre tumbas abandonadas, cuando, sin pensarlo, se encontró con ella, su alma gemela, pálida como la parca, hermosa como el otoño.  No sabía si era real, pero la amó ipso facto.  La perseguía, en silencio, y la observaba durante las noches, mientras pensaba: “es perfecta”.

Entre tanto, los aullidos lejanos quebraban la nada.  Cuando la abordó para preguntarle su nombre, ella regresó lentamente al olvido, su tierra natal en la mente oscura del hombre triste.

¿Cómo rescatarla de ese no-lugar donde los recuerdos se incineraban y quedaban reducidos a cenizas?   Viajó al infierno blanco del olvido y perdió su identidad.   Don nadie, el hombre triste, comprendió que ella era la causa de su infinita tristeza.  Que ella nunca existió.  Que ella era todas las mujeres y a su vez ninguna.  Que ella era una sombra más en su tenebroso y hermoso paisaje interior.

UN DIOS OLVIDADO

Era un dios olvidado, al que nadie recordaba. Se sumergió en la melancolía más profunda, incluso llegó a dudar de su propia existencia, de su divinidad. Nadie lo adoraba, nadie le ofrecía sacrificios. Una indiferencia cósmica surgió de su inmensidad cóncava. Se descuidó a sí mismo, se refugió en el alcohol y odió su inmortalidad, eternamente.

MUCHA TELA QUE CORTAR

El sastre, también hijo de sastre, comenzó a cortar la tela entre monólogos y soliloquios. Sin percatarse, inmerso en su mundo de tramas y urdimbres mentales, cercenó su brazo izquierdo. Sintió un dolor agudo, que confundió con su melancolía, y continuó mutilando su cuerpo hasta que de sí sólo quedó su mano derecha aferrada a las tijeras rojas y resplandecientes.

LA TRANSGRESORA

El cosmos estaba poblado de formas, de estructuras abstractas. Cuando uno nacía, comenzaba a adecuarse, a adaptarse materialmente a dichos patrones de organización predeterminados en el mundo de las ideas. Pero ella transgredió la naturaleza y en lugar de brazos le crecieron ramas; en lugar de pies, raíces, y se fue convirtiendo en un hermoso árbol de mandarina que, desde entonces, deambula por los bosques de símbolos y por las ciudades, entre seres humanos enajenados, soberbios y delirantes.

EL TRANSGRESOR

Prisionero de los ciclos naturales, observaba las mareas, la luna, el sol, el día y la noche, el sueño y la vigilia, todo perfectamente calibrado para una duración simétrica, un tiempo circular del cual la vida en la tierra no podía escapar. Además la ley de la gravedad y las leyes del movimiento, le impedían flotar, revolotear. Así que decidió trastocarlo todo: voló en la medianoche, se embriagó los lunes al mediodía, navegó en mares estáticos y constantes, creó un mundo donde siempre había luna menguante, donde las mujeres no menstruaban, donde no existían estaciones, donde el insomnio y la locura atravesaban las leyes físicas y biológicas con dardos envenenados de divinidad caótica.

ANTEOJOS

Cuando se colocaba los anteojos, observaba su interior con claridad: vísceras, huesos, músculos, fluidos. Incluso, en ocasiones podía percibir su yo en el laberinto del cerebro, danzando como un juglar unas veces, llorando como un mártir otras.

MAGRITTE

El barco, de tanto navegar, se tornó agua. El pájaro, de tanto volar, cielo. El transeúnte, de tanto andar, camino. Yo, de tanto mirarte, espejo.

JACK EL DESTRIPADO

Victor Frankeistein recogió los miembros de las víctimas y reconstruyó una hermosa mujer, quien sin compasión asesinó brutalmente a Jack, destripando hasta el último trozo de sus vísceras, sin hallar señales de su alma.

METAFORMOSIS

El escarabajo, desde su nacimiento, tuvo un devenir azaroso y caótico, pleno de intensidades. Pero un día, infortunadamente, despertó convertido en Gregorio Samsa, un funcionario aburrido y rígido que tenía un itinerario preciso para cada uno de sus monótonos días. Entonces añoró aquel bicho travieso y loco que confundía los bombillos con la luna. Tristemente, tuvo que conformarse con su repugnante condición de burócrata por el resto de su vida.

Hey you,
¿nos brindas un café?