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carlos noyola

Cantar libélulas

Subo los jarrones
para escapar de mi memoria.
Desde allá veo a mis hermanas
brincan encimándose
para alcanzar libélulas que se congelaron
cuando pensaban en ser aquenios.

La tía llamó
e intenté correr
pero mis hermanas decidieron
construir pirámides sobre mi cuerpo.
No siento los dedos, dijo una de ellas
y volteé a mirar por la ventana
el vals de dieciséis
que pronto se convirtió en canto
de risas y libélulas.

Mis hermanas repetían
que no las encontraban
y entonces entendí lo que vi
cuando dijeron:
las libélulas no están
se han ido
o se las llevaron.

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