calles adornadas con altares improvisados y bolsas negras
ciudad vértigo
en cada esquina una vela, una estampita y un carrito de juguete
la sonrisa desgastada de algún político,
sobre la sonrisa desgastada de algún político,
sobre la sonrisa desgastada de algún político, saluda desde la valla.
toque de queda
no se oye nada por encima del hambre
sólo un zumbido, constante, como de moscas
las bocas de los muertos que no se cierran.