Si algunos de estos nombres hacen click en su memoria, usted pertenece a un club que le salvará la vida, sobre todo en tiempos de paranoia y desesperación. Jake Gittes, Noah Cross, Ilsa Lund, John Clay, Waldo Lydecker, Laura Hunt, Dickson Steele, Roy Earle, Joe Gillis, Norma Desmond, Max von Mayerling, Walter Neff, Phyllis Dietrichson, Wilson Keyes, Harry Lime, Richard Blaine, Jack Torrance, Kim Carruthers, Cora Papadakis, Frank Chambers, Vivian Sternwood, Casper Gutman, Elsa Bannister, Norman Bates, Harry Moseby, Bruno Anthony, Hank Quinlan, Travis Bickle. Si no le dicen nada, tampoco es grave. Lo único que puede pasar es quizás que el cine no sea una de sus pasiones esenciales. Nada grave.
Para aquellos a quienes estos nombres encienden el bombillo de la cinefilia (Jack Gittes es Jack Nicholson en Chinatown, por ejemplo), el libro Sospechosos (Roja y negra, 2010, 432 páginas) será un indispensable compañero de ruta.
El crítico inglés David Thompson, celebrado por sus diccionarios y libros sobre el cine, decidió divertirse con la materia prima de una vida: el séptimo arte. Por Sospechosos pasan pedazos de vida de los personajes de 58 clásicos del cine: Casablanca, Chinatown, El largo adiós, Gilda, El Padrino, Lolita, El cartero siempre llama dos veces, Taxi Driver, Laura, Atraco perfecto, A quemarropa, El sueño eterno, Extraños en un tren, Psicosis, Encadenados, La ventana indiscreta y El tercer hombre, entre otros.
Sospechosos se interesa por el pasado y el futuro de personajes que nos han emocionado a lo largo de la historia del cine. Nos cuenta qué ocurrió en sus vidas antes de que comenzara la película y lo que les ocurrió después del final de la pantalla oscura. Es pura ficción y sentido común.
En algunos casos (en los que se produjo un remake) las protagonistas se multiplican, como sucede por ejemplo con Cora Papadakis, mujer madura y atractiva que rompe los corazones de dos hombres en El cartero siempre llama dos veces, película basada en la novela policial de James M. Cain.
Esta sensual esposa de un griego, dueño de una gasolinera perdida en la nada americana, se enamora de un vagabundo. Tanto Lana Turner como Jessica Lange, cada cual más voluptuosa y atractiva que la otra, se hicieron cargo de sus desventuras en el cine. Aunque sin duda el mejor close up de un orgasmo filmado a quemarropa lo consigue la segunda, con la firma de Bob Rafelson.
Entre los numerosos hallazgos que ofrece Sospechosos, revelaré uno que muestra el tamaño de la osadía de Thompson. Como se entenderá, el libro se preocupa por ofrecerle al consumidor qué fue lo que pasó con la vida de tal o cual personaje mitológico que quedó congelado en el tiempo de la película.
Aunque el cine es movimiento, aquí la literatura tiene el poder de echar a andar las vidas de noventa mitos. Es decir, intenta completar lo que el séptimo arte había dejado huérfano. Aquí, las palabras se encargan de llenar el límite insuperable de las imágenes.
En las páginas de Thomson advertimos que ese paradigma de galán masculino que gobierna la noche de Casablanca en la Segunda Guerra Mundial, Rick Blaine (en el cine personificado por Humphrey Bogart) –el mismo al que decepciona Ilse (Ingrid Bergman) en un andén lluvioso de París ante el acecho de los nazis– es homosexual. Así como suena.
Cuando el avión parte del aeropuerto de Casablanca, Blaine y Renault se hacen amigos y amantes al amparo de una frase histórica: “Este es el comienzo de una hermosa amistad’’. Ambos terminan en Marrakech, donde algún niño árabe les acerca un licor dulzón para pasar el rato. No hay que olvidar algo: en la actualidad ya nadie respeta a nadie y menos a los mitos.