De fuente fidedigna extraigo los temas, quiero decir que esto es crónica sin invento. Toda vez fuera de la piscina, cuando los hombres comparten la intimidad de las duchas y los lockers, y de ahí no los saca nadie…
Primero y ante todo, surge el tema que pareciera inevitable en todo esfuerzo de afirmación masculina, el de las mujeres: está más buena, esa se le ve que le monta cacho, no le para bolas, por que está buenísima, se las da de mucho pero esa no aguanta dos pedidas, anda de miss que ni se voltea a verlo, pero yo me la levanto porque esa chama es fácil, y la catirita que está re-buena, tiene un culo… la mujer mía me tiene un acoso monta’o, ¿viste a la tiernita? ¡Eso son unas tetas!… Chamo es que la mujer metía en la casa es un azote, y lo que se ve en la calle, mira, el otro día me levanté una carajita…
Una vez agotado el principio de los principios que define a todo macho que se respeta, viene el yo también tengo uno, me lo compré en Miami, ¿cuánto te costó?, el carburador de esa moto, no sabes lo que jala, pura potencia, ¿tu teléfono no tiene esa aplicación? El peo es la temperatura exacta de la molécula que es la que lo enciende, ¿me entiendes? Sencillito, le das vuelta a la tuerca, blindado y vidrios ahumados, no se consigue pero yo conozco a un tipo que los trae…
Para concluir sin esfuerzo en que todo es culpa del gobierno. Debo hacer la disección de este tercer tema en sus dos vertientes: una es la predicción del futuro a partir del análisis donde se supone que el hablante ha invertido todas sus neuronas, en tono muy serio… Mira a este país lo que le hace falta es… Esos carajos lo que quieren es esto y por eso están haciendo lo otro, pero tú vas a ver lo que va a pasar con eso, se van a terminar matando entre ellos, porque el país no va a aguantar que… Y otra vertiente es la del conocedor de la verdad íntima, el secreto que nadie sabe, la verdad oculta que lo explica todo, la peluquera de mi mujer le hace las uñas a la mujer del ministro, lo que te digo es porque lo sé de primera mano, chamo, me contó un carajo que es pana del escolta, que lo que pasa es que el tipo se la pasa en eso, parece que ellos tenían negocios juntos y ahora resulta que los traicionó, yo conozco a la suegra, eso no lo sabe nadie, por eso es que el tipo tenía esa cara cuando le dijeron lo del presupuesto en cadena, tiene tres casas en Miami que te cagas, el tipo es vecino de una que fue novia mía, tiene cuatro camionetas metidas en el garaje, y un convertible, eso es fiesta y fiesta, ¿no ves que él vive más abajo? Lo tengo pilla’o…
Ya liquidados los temas fundamentales, queda espacio para el chalequeo indirecto, lo que pasa es que él no entrena suficiente, tiene los pulmones jodidos, no ha venido más porque se esta divorciando, se echa mucho palo, yo te nado esa vaina de aquí pa’lla en un dos por tres, será mas joven pero de vaina y se ahoga, ¿no le viste el pecho? Ese está hundí’o, parece que se quedó sin trabajo, por estar posteando vainas en facebook… ¿Y qué me dices del nuevo? El tipo se viene con aires olímpicos, nojoda, como que aquí todos estamos dormidos, ¿tú no le notas un tumba’o raro?, bueno, sí, es alto pero no tanto… Hasta aterrizar en el bullying más raso… Mira… ¿y esa ducha es tuya? ¿No te vas a echar cremita? Mira que aquí somos muchos. (Risas). ¿Ya terminaste con la toallita, papito? Porque aquí estamos esperando. ¿Qué tanto te enjabonas si no tienes ahí tanto para enjabonarte? (Mas risas). Chamo, date que hay prisa, para la próxima te traes un secador para la melena… (eso es con el calvo, más risas)…
Y como quinto tema, porque no hay quinto malo ni cuerpo que lo resista, como hay menos duchas que usuarios, no se puede decir que es por buceo sino que la inevitable espera permite, facilita, instiga, a que todo el mundo se mida, ¿cómo no compararse mientras esperas que el otro se duche? De manera concluyente, si alguno anda muy tapado, con mucha toalla amarrada, o de espaldas y guilla’o, eso es porque lo tiene chiquito. Y no me vengas con que eso crece, si es de este tamañito después por más que sea no se va a poner de este tamañote. Todo el mundo pendiente, se lo ven, de frente y de lado, al descuido o descarado, nadie dice nada pero todos saben de qué tamaño es cada quien y se ubican en relación, y lo que les falte pues lo completan con conversación, justamente el asiento de cuero, la palanca de cambios, el viaje a Miami, la carajita que esta buenísima, mi mujer que me tiene obstinado, el gobierno cae porque yo sé por qué te lo digo… de lo que hablábamos pues, de lo que ellos hablan, todo directa e indisolublemente ligado al tamaño del pene. Bueno, nos vemos mañana, no, mañana yo no vengo, tengo un matrimonio, bueno entonces el lunes, vamos a ver porque tengo un dolorcito aquí que a lo mejor es la ciática… sólo hasta ahí llegan las verdades.
No estoy descubriendo el agua tibia, lo que pasa en el vestuario de hombres aunque no sea del todo lógico, es previsible: en ese lugar donde se ven y se miden los machos desnudos que se esmeran en rellenar lo que falta con la conversa, según una regla indiscutida desde tiempos de Freud, calladamente se sospecha que mientras más fanfarrones, más chiquito lo tienen.
Una certitud que trasciende lo genital, pues es común pensar que la ostentación, aparte de ser el más básico y vulgar de los recursos, es siempre sospechosa. Dime de lo que te ufanas y te diré de lo que careces. Como cualquier dicho que se transmite a través de los tiempos en una oralidad tácita que viene simplemente a recordarnos las verdades que entre todos descubrieron y volvemos a descubrir desde temprano.
Lo increíble es que a pesar de eso que todo el mundo sabe, lo que es sabido, en el vestuario de hombres, los paradigmas y las reglas de comportamiento, parecen regirse por dinámicas antidiluvianas.
Como si no fuera evidente que el que se ducha por quitarse el cloro sin decir nada, no calla por cobarde, o porque se siente menos o tiene miedo, sino probablemente porque tiene una vida amorosa y feliz, y porque se siente sexualmente satisfecho, sano y contento con lo que es… aunque el resto se dedique a desmentir su bienestar.