Hugo Chávez decía que la Constitución nacida de la Constituyente de 1999 era “la mejor del mundo”. En materia de acceso a la información tenía buenos logros. Hoy es letra muerta y los medios de comunicación tienen que afinar los sentidos para sobrevivir
Lejos en el recuerdo quedó la celebración que hicieron los periodistas de la reformar constitucional venezolana de 1999. Varios de sus artículos presagiaban un mejor ejercicio de la comunicación social. Le daba rango supremo al derecho a réplica y rectificación que hasta entonces era un principio ético y además, garantizaba el “derecho a la información oportuna, veraz e imparcial, sin censura…” (Artículo 58).
A los ciudadanos se les daba pleno derecho “a expresar libremente sus pensamientos, sus ideas u opiniones de viva voz, por escrito o mediante cualquier medio de comunicación y difusión, sin que pueda establecerse censura”
¡Qué maravilla!
A los reporteros les brillaron los ojos cuando en el artículo 57 encontraron esta perla: “Se prohíbe la censura a los funcionarios públicos o funcionarias públicas para dar cuenta de los asuntos bajo su responsabilidad”.
Eso significaba, entre otras cosas, que quienes cubrían la fuente de sucesos podrían ir a lo que entonces era el Cuerpo Técnico de Policía Judicial (PTJ) y pedir información sobre el número de homicidios de un fin de semana; el de economía, solicitar el índice de inflación en el Banco Central de Venezuela; el de reportajes especiales pedir en Relaciones Interiores la partida destinada a garantizar la seguridad ciudadana… Transparencia total.
Hugo Chávez, impulsor de la reforma había prometido como candidato que «en nuestro gobierno vamos a respetar de manera plena la libertad de pensamiento, la libertad de creación, la libertad de expresión y todas las libertades públicas (…) Creo que la libertad de expresión debe ser un indicativo de las libertades públicas, de la madurez de una sociedad». (Venevisión, diciembre 01 de 1998)
Todo fue un sueño, vapores de la fantasía que se han ido extinguiendo y hoy tenemos una neblina que cada día parece más espesa y sólo podemos ver diferentes rostros de la censura. La suspensión de CNNE en los servicios por suscripción es solo uno de ellos; el más sonado hasta el momento.
RCTV apaga la pantalla
Contrario a los esperado, el ejercicio del periodismo se fue haciendo más complicado. Desapareció la oficina de Relaciones Públicas de la PTJ, igual que la sala de prensa en el Palacio de Miraflores.
Superado el intento de golpe de Estado de abril de 2002, el presidente Chávez estuvo mejor posesionado en el cargo. Luego de varios procedimientos administrativos y multas millonarias, el 27 de mayo de 2007 ordenó el cierre de Radio Caracas Televisión. Fue un duro golpe y una advertencia a todos los medios de comunicación.
En julio de 2009, el entonces ministro de Obras Públicas, Diosdado Cabello, anunció que Conatel abrió procedimiento administrativo a las primeras 50 emisoras de radio de las 240 estaciones que son analizadas por no cumplir con los requisitos que exige la ley para mantener las concesiones”. (El Nacional, julio 28 de 2009, pág. 2).
Al mes, el presidente Chávez le hizo un recordatorio público a Cabello: “Diosdado, acuérdate, los canales de televisión, los medios, que siguen siendo utilizados para provocar, hay que tenerlos en la mira». (Últimas Noticias, Agosto 26 de 2009, pág.12)
Esa fue una de las primeras caras de la censura: Se argumentó que las concesiones de radiodifusión eran a título personal, no eran hereditarias ni transferibles. Por esa razón, algunas frecuencias fueron reasignadas y muchas se mantienen esperando la renovación de la concesión.
Se compra y se vende
El 24 de octubre de 2013 se concretó una negociación que se cocinó a fuego lento. Luego de varias presiones públicas por parte del presidente Chávez, Miguel Ángel Capriles López, vendió el grupo editorial fundado por su padre Miguel Ángel Capriles Ayala.
La negociación sorprendió, incluso a Eleazar Díaz Rangel, director de Últimas Noticias. Para él fue una “mayúscula sorpresa porque en otras ocasiones se ha hablado de venta de grupos editoriales, pero nunca se mencionó a diarios de la Cadena, de una economía sólida y con las más modernas instalaciones y tecnologías”. (Últimas Noticias, junio 9 de 2013, pág. 10).
El 25 de octubre de 2013, Última Noticias y El Mundo, Economía y Negocios publican un comunicado titulado “Se concretó la venta de la Cadena Capriles”.
En dicho comunicado se afirma que “A partir del día 24 de octubre la Cadena Capriles comenzó a operar bajo el paraguas corporativo de Latam Media Holding, propiedad de Hanson Group, (www.hansonam.com) una empresa de gestión de activos privados con sede en Londres y con inversiones en diferentes países de Europa, Asia y América”.
La información no fue satisfactoria para periodistas y ejecutivos de la Cadena Capriles, que luego paso a llamarse Grupo Últimas Noticias y con una línea editorial bastante favorable al oficialismo.
Situación similar vivieron otros medios de comunicación como Globovisión y El Universal, uno de los periódicos más antiguos de Venezuela y que, igual a Últimas Noticias, era una empresa familiar.
Los medios impresos en general también tienen una espada de Damócles:
La comercialización del papel y de las planchas está controlada por el Estado.
En la actualidad, a las empresas editoras solo le venden entre 30% y 40% del papel que se necesita para funcionar con total normalidad. Así lo afirmó manifestó Gastón Guisandes, vicepresidente de la Cámara, luego de una reunión, el pasado lunes 20 de febrero, con el ex presidente del gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, a quien expusieron la situación que atraviesan los diarios en el país desde el momento en que el gobierno asumió la exclusividad de la compra, importación y abastecimiento de papel y planchas.
Es la cara sutil de la censura.
Maduro, el duro
El viernes 7 de febrero de 2014 el presidente Maduro anunció que iba a «endurecer las normas para acabar con el amarillismo y la propaganda que alimentan la muerte», estableciendo regulaciones para los medios de comunicación en los contenidos que informan sobre violencia en el país, como parte del Plan de Pacificación que será publicado el 14 de febrero. «Me llamarán dictador, no me importa».
¡Qué tal!
La primera víctima fue la televisora colombiana de noticias NTN24, sacada “provisionalmente” de las cableras el 12 de febrero de 2014.
En los últimos meses de 2016 y comienzos de 2017 hemos visto un Maduro de lo más duro porque muchos de quienes lo acompañan han seguido línea.
Tenemos así que el pasado 6 de febrero el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa denunció que en los últimos 30 días han sido registradas 26 agresiones a la libertad de expresión e información contra los trabajadores de la prensa. Mencionan como ejemplos la falta de suministro de papel al diario El Impulso y las intimidaciones que sufrió una reportera de TV Venezuela por parte de funcionarios del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin)”.
Seis días después se produjo la detención y expulsión de dos periodistas brasileños de la televisora Rede Record, luego de ser “retenidos” por el Sebín cuando reportaban el estado en que se encuentra la obra de Odebrecht, Puente Cacique Nigale, en el Zulia.
Es la cara dura de la censura
La cara de yo no fui
El pasado 5 de febrero una adolescente le pidió a Maduro en vivo, en cadena de televisión, comedor para su liceo y arreglo de la infraestructura.
Luego de algunas preguntas, el Presidente le dijo que debían salir a la calle y protestar. La joven respondió que ya lo habían hecho.
Aparentemente no fueron atacados durante esa protesta. Porque esa es otra modalidad de censura. No hablar por temor.
Durante un trabajo sobre cómo está afectando el hambre y la desnutrición a los escolares, maestros y nutricionistas declararon con la condición, el juramento, de no identificarlos. Una de ellas precisó la razón: “Aparecieron unas declaraciones mías sobre el tema y al día siguiente un grupo de motorizados atacó la escuela con piedras”.
No ha sido el único caso y es un método efectivo por el miedo que produce. Y lo mejor. No se ve la mano de autoridad alguna. “Son defensores de la revolución”.
CNNE la guinda del pastel
De manera que la salida de CNNE es parte de una escalada en la que el primer vicepresidente del partido oficialista pide que en las oficinas públicas coloquen un cartel prohibiendo hablar mal de Chávez. Un tribunal de control prohíbe la proyección de la película El Inca Valero. Se prohíbe la transmisión de la serie El Comandante de Sonny Picture y la ministra de Asuntos Penitenciarios pide prohibir la entrada a Venezuela de Alicia Machado y como si fuera poco, la califica de “prostituta” por twitter.
“Creo que la libertad de expresión debe ser un indicativo de las libertades públicas, de la madurez de una sociedad». (Hugo Chávez, Venevisión, diciembre 01 de 1998). Venezuela está viviendo todo lo contrario; fue lo que dejó.