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Venezuela al borde del abismo

La cosa en Venezuela pinta muy mal. Color de hormiga. Lo que está planteado, a esta hora, es un hoyo negro, del cual podríamos no regresar. Un hondo abismo, entre oficialistas (PSUV) y opositores (MUD). El pasado 6 de diciembre, la Mesa de Unidad Democrática (MUD) ganó de manera aplastante las elecciones parlamentarias. El presidente Nicolás Maduro aceptó la derrota, y, contrario a los pronósticos, la calle no se encendió, ni hubo muertes que lamentar.

Sin embargo, el chavismo no se caracteriza precisamente por su altura ante las derrotas. Asumieron la aplanadora del 6D porque no les quedaba otra opción. Pero, de inmediato, comenzaron las escaramuzas “sotto voce”. El 23 de diciembre, entre gallos y medianoche, se produjo la designación de un puñado de magistrados colocados a dedo, vulnerando todo protocolo o credencial. Han sido denominados los “magistrados Express”.

La nueva Asamblea Nacional (AN) se instaló el pasado 5 de enero. El país lo recibió como una bocanada de aire fresco. No obstante, 3 diputados del estado Amazonas (representación indígena) fueron inhabilitados por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), el máximo ente judicial del país, pero que figura en todos los sondeos serios, entre los más bajos índices de credibilidad. Adicionalmente, 3 diputados fueron elegidos en prisión, y allí permanecen.

Lo cierto del asunto, es que –a esta hora- Barack Obama dejó atrás ya La Habana, luego de cruzar amena chanza con Raúl Castro en un juego de béisbol. Sería nada, los Stones gritaron su simpatía por el Diablo en la atenazada isla antillana, hace no mucho. Es decir, la franquicia de pedigrí neo comunista comienza a devaluarse, y no cotiza tan bien como el silencio que guardan muchos países ante la debacle venezolana. Almagro. La OEA. Excepciones.

El barril de petróleo llegó a estar en 20 dólares, si bien ha registrado un discreto repunte, y ahora está ligeramente sobre los 30 dólares. El boom petrolero que Hugo Chávez tuvo entre sus manos, fue el más largo y significativo hasta ahora, pero “fue administrado con escasez de criterio, y no con criterio de escasez”, ha dicho el diputado Alfonso Marquina (MUD). Con Chávez, el barril llegó a remontar hasta los 120 dólares. No es conchita de ajo. Se dice fácil.

Ante la caída dramática de los precios del crudo, Maduro volvió la vista sobre el negocio del oro. Ha lanzado el Arco Minero (Guayana) como la nueva tabla de salvación. El Arco Minero es una zona mineral al sur del país, en la cual se encuentra la reserva de agua más importante del planeta. Negocios con la multinacional Gold Reserve, entre otras, sobresalen en la asignación “a dedo” –sin criterio- de contratos de explotación, según Jorge Millán, parlamentario opositor.

Entretanto, la MUD intenta activar un referendo revocatorio. Un estudio de marzo, realizado por el Instituto Venezolano de Análisis de Datos (IVAD) dice que 63% está dispuesto a revocar a Maduro. Se realizó una jornada de recolección de firmas que fue un batacazo, pero los oposicionistas acusan al Consejo Nacional Electoral (CNE) de querer torpedear el proceso. Falta una segunda jornada de firmas.

Venezuela está muy mal, y el mundo no está mejor. Recién superados apenas los coletazos de la crisis financiera de 2008, todavía no se enfrían las calles de París, luego de los brutales atentados terroristas de 2015. Este año no tuvo el gesto de pasar bajo la mesa, y tuvimos que llorar las muertes de 24 personas en Bruselas (Bélgica), no hacen 6 meses. O sea, si uno quita al Papa Francisco, el panorama mundial es particularmente sombrío.

Y precisamente el Santo Padre, quien tuvo un rol capital en el restablecimiento de los nexos diplomáticos Washington-La Habana (junto al gobierno de Canadá), también ha querido mediar en este incordio infernal que postra a la patria del General Bolívar. En mensaje del Domingo de Resurrección (URBI ET ORBE) incluyó un exhorto a la paz y el diálogo en Venezuela. La Nunciatura Apostólica ha acusado recibo, e intenta lubricar el enrevesado entuerto. Lentitud vaticana.

La cosa lleva trazas de reventar en una ruptura del hilo constitucional, si no se ataja. El presidente de la AN, diputado Henry Ramos Allup –un político de la vieja guardia, con casi 30 años de actividad parlamentaria- se ha parado de frente ante los abusos del Gobierno. Pero Maduro arremete con tozudez de bulldozer. Está atornillado en el poder. Escupe al suelo, lanza un juramento, y se toca el corazón: primero muerto que bañado en sangre. Que no lo sacan.

En Argentina los peronistas rodaron barranco abajo, como una piedra, ante el arribo al poder de Mauricio Macri. En Brasil Dilma Rousseff acaba de ser destituida. Son dos pérdidas sensibles para el tinglado habanero, que va a reportar a Vladimir Putin, el hombre más poderoso de la Tierra, según la revista Forbes. La política es un ajedrez. Acá los buenos estamos perdiendo por jaque mate. Parece que sólo Cristo puede poner un grano de arena. Let’s pray.

La política es un ajedrez, y también es el arte de lo posible. Nada está escrito en piedra. El líder de hoy, bien puede ser el rezagado de mañana. El destino en política no existe. El pájaro no canta porque está feliz, está feliz porque canta. Los venezolanos nos mantenemos en pie de guerra. No en balde el mismísimo Che Guevara le deslizó a un ex guerrillero local: “Nunca había conocido un país con tanto talante democrático como Venezuela”. No nos doblarán la rodilla. Júralo.

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