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¡Va-ca-cio-nes!

Por salud mental, por caridad de Dios y por el bien de su familia, especialmente su pareja: ¡tómese unas vacaciones! Le urge desconectarse, ya no abrumarse por nimiedades, dejar de pensar en quién será el próximo Presidente y en el último tuit de Trump. Necesita convivir con su familia, hablar de otras cosas que no sea la política; precisa re-la-jar-se, respirar hondo y profundo y hacer un poco de ejercicio. ¿Hace cuánto que no tiene tiempo de leer un buen libro? ¿Se acuerda de la serie que dejó a medias en el tercer capítulo porque se quedó dormido?¿A poco no ha notado que últimamente se le olvidan más las cosas?: pierde las llaves, deja su celular en el auto de alquiler y se olvida de pagar el seguro del coche. ¿No se ha sentido más irascible que antes? ¿Consulta usted constante y compulsivamente su celular durante las comidas y hasta cuando va al baño?¿No se ha preguntado por qué, de un tiempo para acá, le habla tan golpeado al chofer y a su secretaria? ¿Siente que cada vez es menos tolerante, menos paciente y menos empático? ¿Está usted más susceptible que de costumbre? ¿Se ha preguntado por qué, sistemáticamente, dice que «no» a todo, incluso cuando los demás tienen la razón?¿Y qué me dice de la colitis que acaba de padecer y del regreso de sus viejos dolores de espalda? ¿Cuándo fue la última vez que escuchó su música preferida? ¿Hace cuánto tiempo que no ha estado en contacto con la naturaleza, que no ha visto el mar de cerquita y que no ha caminado por el campo?Y por último, ¿recuerda cuándo fue la última vez que disfrutó con calma de una deliciosa nieve de guanábana?

¿Ya no recuerda el sabor de todos estos gustos? No, no hay justificación que valga, a usted, querido lector, le urgen unasvacaciones. No lo piense más. Elija el destino que sea, al fin que las tarifas de avión son cada vez más económicas. Existen espléndidos paquetes de hotel, cuyos precios accesibles incluyen hasta las comidas. Allí están los servicios para rentar casa o departamento, la casa de campo de su cuñada y aquel hotelito en Oaxaca que le platicaron.

Ayer precisamente leí un artículo en el diario El País, el cual me animó a escribir este texto. Se titula: «Pequeñas cosas capaces de hacernos feliz en verano». La autora, Belinda Saile, escribe lo que para ella es el verano: «El canto de los grillos, un helado al atardecer, la primera página de una novela, una buena siesta, los pies en la arena, una noche en el chiringuito, el frescor de la madrugada… Las pequeñas cosas importan, especialmente en las vacaciones. Del libro que llevamos de viaje a las chanclas o la música que suena en el coche».

Inspirada en las sugerencias de Belinda para disfrutar de las vacaciones, me permito recomendar tres libros, tres películas y tres series.

Brújula es una novela de Mathias Enard, ganadora del prestigioso premio Goncourt. Se podría considerar, y de hecho es, una obra orientalista, pero del Oriente próximo. Es de una erudición que requiere leerla con la Wikipedia a un lado. La lluvia de nombres de personas involucradas en la búsqueda del conocimiento del misterioso Levante es apabullante. Sorprende la cantidad de mujeres que a finales del siglo XIX y principios del XX, se embarcaron muchas veces solas en la aventura. En el fondo de todo hay una historia de amor.

Rayuela: no hay nada como volver a leer a Julio Cortázar. Recorrer con él, el París de los sesenta es un verdadero laberinto pletórico de cafés, museos, galerías, calles empedradas, parques y librerías. Gracias a esta lectura volvemos a escuchar a lo lejos a «Bird» (Charlie Parker), el famoso saxofonista quien muriera a los 34 años de edad. Esta lectura, además de instruirnos, nos rejuvenece.

Sal, azúcar y grasa, del periodista norteamericano Michael Moss. Es un libro sobre cómo las compañías multinacionales nos engancharon en la comida chatarra. No es un libro de autoayuda, es más bien un libro de divulgación. A mucha gente le abrirá los ojos sobre los malos hábitos alimentarios.

Para estos días de asueto, recomiendo las siguientes series: Black Mirror, The Crown y London Spy. Las tres son inglesas y de pocos capítulos. Mi preferida, por la trama tan original e inesperada, es la última.

He aquí mis tres películas, que no debe dejar de ver en estas vacaciones: Remember, de Atom Egoyan. Blue Velvet, de David Lynch. Y Los sabores del Palacio, película francesa, una historia verdadera de la cocinera del Eliseo.

No me queda más que decirle: olvídese de todo. Desconéctese. ¡Huya! Cancele todas sus citas y váyase de vacaciones.

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