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Uso y abuso de los antibióticos

Las bajas temperaturas del invierno afectan la salud de la población en general, de manera que las enfermedades de las vías respiratorias se incrementan. Es muy conocido que en México tenemos la mala costumbre de la automedicación, abusamos de los antibióticos a pesar de que se necesita la receta de un médico registrado.

Para ahorrarse la consulta las personas acuden a las farmacias que tienen un consultorio anexo, donde, por una cuota mínima y hasta gratis, les prescriben el antibiótico que, según una creencia generalizada, cura todas las enfermedades.

En la cultura del cambio sin esfuerzo, de sacarle la vuelta al dolor y buscar el bienestar inmediato, queda arraigada la idea que cualquier antibiótico cura todas las infecciones sin distingo. Me comentan algunas personas que, al no mejorar con un antibiótico, intentan con otro y con otro. Muchos no tienen idea de las consecuencias fatales que eso ocasiona. Las bacterias se volvieron resistentes a los antibióticos que antes eran eficaces para combatir las infecciones. Las instituciones de salud están sufriendo las consecuencias de esa realidad y la contaminación en los hospitales se ha vuelto una de las principales causas de fallecimiento. Para entender el problema es útil saber que hay dos tipos de microorganismos que causan enfermedades: bacterias y virus, ambos causan enfermedades con síntomas similares. Las bacterias son organismos unicelulares, que están en todas partes, la mayoría no causa daño, de otras se encarga el sistema inmunológico, algunos organismos son parte de lo que se llama “microbiota” y son benéficos como los que viven en el intestino y ayudan en la digestión. Por diversas circunstancias las que habitan regularmente en el organismo se vuelven patógenas, por el estrés y el abuso de medicamentos.

Hay infecciones oportunistas como las causadas por hongos, que aparecen después del tratamiento con antibióticos o están asociadas con algunas enfermedades como la diabetes, o se manifiestan en mujeres embarazadas y en fumadores y otras que afectan al sistema inmune como es el caso del VIH. Los virus, crecen y se reproducen en células vivas, algunos son rechazados antes de producir enfermedad, el de la gripe, por ejemplo, que con ciertos cuidados en unos días desaparece. La diferencia entre ambos es que los virus no responden en absoluto a los antibióticos, por el contrario, el antibiótico baja las defensas y las bacterias encuentran el lugar propicio para incubarse. Otro dato, los usuarios, incluso algunos de quienes se los prescriben no tienen idea de las reglas que hay que seguir al ingerir antibióticos, por ejemplo, muchos de los que padecen acné los ingieren por meses incluso años y nadie les advierte que no podrán embarazarse durante años para no correr el riesgo de tener a un bebe con discapacidad, otros, al no mejorar, acuden de médico en médico sin comentarles lo que han estado ingiriendo, así qué solo cambian de marca. No les extrañe que no solamente no mejoren de bronquitis, neumonía, sino que a veces ese exceso de antibióticos les cause insuficiencia renal y hasta puedan ocasionar su fallecimiento. Los antibióticos han sido uno de los grandes avances en la medicina, sin embargo, el uso se volvió abuso y hoy estamos sufriendo las consecuencias. Las bacterias se volvieron resistentes, las defensas naturales ya no responden; urgen campañas de concientización y más responsabilidad entre los profesionales en el área. La máxima del padre de la medicina Hipócrates “que tu medicina sea tu alimento y tu alimento sea tu medicina” debería estar vigente.

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