Somos una revista independiente que sobrevive gracias a tu apoyo. ¿Quieres ser parte de este proyecto? ¡Bríndanos un café al mes!

Urticaria presidencial

«Sorprende que, luego de la negativa en Santo Domingo, los partidos políticos unidos no se hayan manifestado de inmediato en el mismo sentido. Nada hay más urgente e importante para la vida en Venezuela que frenar esta trampa que lleva al matadero del 22 de abril y exigir las verdaderas elecciones libres (…) para cambiar este modelo de miseria y corrupción.»
Luis Ugalde, 18-02-2018

Tengo una piquiña que no aguanto. Me sube y me baja por todo el cuerpo. Va y viene, no se me termina de quitar. ¡Qué angustia, señor, ten piedad! Son demasiadas preguntas que me dan vuelta en la cabeza. De allí el estrés y la picazón. ¿O será sarna? Como esa agua llega cada vez más cochina, cuando llega…

Ahora resulta que para ser candidato en Venezuela hay que pedir permiso aquí y allá también, a la iglesia, a los gringos, a la OEA y hasta al ayatolá Luis Vicente… para que no lo acusen a uno de traidor colaboracionista, hereje o bolsa (ya no sé qué es peor en este país).

A ver, estemos claros, de entrada uno te requetesabe que no va a ganar. Entonces, «bolsa» no aplica. ¿Y traidor? ¿A quién? ¿Queda algún inocente por traicionar en este país? ¿Y acaso ser candidato no es un acto libre, una decisión adulta, un sueño legítimo de todo bachiller demócrata y humanista? De cuando el bachillerato servía, claro.

Es lo que digo cuando hablo conmigo mismo. La verdad verdad es que yo no quiero ser presidente. No ahorita. Demasiado desastre, este país está patas arriba y para empezar a medio parapetearlo habría que tomar medidas muy fuertes. Eso va a ser una criticadera, una quejadera de todo el gentío desde el primer día, peor que una junta de condominio de clase media venida a pique. Y así no hay quien disfrute ninguna presidencia.

La campaña misma sería otra calamidad, todo carísimo como está, no hay financistas (aparte del gobierno, claro, interesado en montar el palo de la fiesta electoral de Tibisay). Y aún así, no da la base, habría que estirar mucho esos reales. Las viejas hoy en día andan furiosas, no se conforman con besos, eso era antes. El barinés volvió pedigüeño a todo el mundo.

Ni hablar de cómo están las carreteras, unas verdaderas hojillas… de paso, ni vuelos comerciales quedan en este país. Y con la cantidad de enfermedades, saqueos y el zancudero en el interior, tendría que concentrarme en Caracas, Higuerote, La Guaira y, si acaso, Maracay, pa’ que no digan que uno te es centralista o insensible.

Por eso yo aquí lo sigo pensando, deshojando la margarita como los machos. Lo verdaderamente importante y urgente es agregar «candidato presidencial» en el currículo, eso es tradición sagrada desde el sainete de Rafael Guinand en la época de López Contreras. Ahorita en este país de mis angustias eso equivale a ser mártir y luce de perlas a la hora de declarar bolserías, renovar visa o salir corriendo pidiendo asilo. Nunca se sabe… El tiempo se agota, ¿cuántos chances más tendrá uno de ser candidato con la comodidad de que cuando pierda nadie le echará la culpa?

También me pregunto: si me decido, ¿será que me lanzo yo mismo? ¿O simulo que alguien me empuja? ¿Y esa piscina todavía tendrá agua suficiente? ¿Dónde tengo más chance: en Miraflores o en la Quinta Miss Venezuela? Allí también están buscando presidente ahora que se les fue Osmel.

En fin, nada fácil. Por eso en vez de estar criticándonos, deberían detenerse a pensar en el gran sacrificio que implica ser candidato en este país olvidado por Dios donde hay más políticos que cachifas.

Choferes, jalamecates y guardaespaldas, eso tampoco se consigue ya… están más escasos y caros que la medicina para esta piquiña candidatural…

Hey you,
¿nos brindas un café?