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Guadalupe Loaeza

Un sueño Español

Anoche soñé con don Quijote de la Mancha. Lo reconocí de inmediato, cómo no hacerlo si es el personaje de la literatura universal más pintado, esculpido, dibujado, ilustrado, caricaturizado del mundo. Allí estaba el ingenioso Hidalgo, montado en el raquítico Rocinante, lo vi con sus 50 años encima, con una barba corta ya canosa, nariz puntiaguda, totalmente desdentado y muy, muy flaco.

-Señora mía, perdone vuestra Merced, que le pregunte mientras duerme tan plácidamente, me puede decir ¿qué le acontece a vuestro Presidente para atacar tanto a España? ¿Por qué tanta enjundia contra mi país, que como en el vuestro ahora, en mi tiempo, es decir la segunda mitad del siglo XVII; también lo agobiaban las pestes, las carestías, los miedos, pero, sobre todo, la corrupción? Sin embargo, en la época de Felipe II eran así mismo tiempos de esperanza y de diálogos entre otras culturas como la vuestra en tiempos de la conquista. Afirma el mestizo que al gobierno de España le ha faltado humildad. ¿Por qué 500 años después nos pide que ofrezcamos disculpas por los excesos, por el autoritarismo que, según su mandatario, se ejerció durante la invasión? ¿Por qué tantas criticas  contra España si él mismo es descendiente de españoles? Sancho, que aunque no sabe leer ni escribir, sabe todo, me ha contado que Pedro Sánchez, presidente del gobierno español, le obsequió a vuestro Presidente el acta de nacimiento de su abuelo, José Obrador, quien naciera en un pequeño municipio de Cantabria en 1893. ¿Acaso no dijo él mismo que su abuelo se ufanaba de ser de Ampuero? Ahora López Obrador ataca las empresas españolas que según él: «nos vieron como tierra de conquista y se dedicaron a saquear, a robar, claro, con el apoyo de las autoridades mexicanas». Su gobernante ataca a unos gigantes que en realidad resultan ser molinos de viento, él sí que confunde un rebaño con un ejército… y vive en un mundo más irreal que en el que yo vivía…

De pronto en mi sueño apareció un hombre bajito y rechoncho, llevaba una armadura toda destartalada, cabalgaba en un burro. Era nada menos que Sancho Panza, recién nombrado gobernador de la ínsula Barataría.

– ¿Verdad, Sancho, que habría que decirle al mexicano como dice el refrán, el burro hablando de orejas? Su país es uno de los más corruptos del mundo y él osa atacar a nuestros compatriotas. ¿Y las relaciones diplomáticas entre estos dos países hermanados desde hace tantos siglos y las inversiones y la cultura que hemos aportado a Mexico? Temo, Sancho, que los mexicanos se estén contaminando de la ilusión y locura de su Presidente. ¿Qué opinas? No me vayas a responder con uno de tus tantos refranes. Por cierto, el señor López Obrador, muy dado a ellos en sus discursos, te robó ese que dice: “como anillo al dedo», lo muy desatinado fue que se refería a la llegada de su país de una terrible peste que agobia a todo el mundo. Más babieca, no puede ser…” escuché que le decía don Quijote a su escudero, compañero de aventuras, a quien a pesar de que tenía: «muy poca sal en la mollera», Don Quijote le consultaba muchas cosas, como para pensar en voz alta y oírse a sí mismo.

-Bien sabe señor mío que no me gusta opinar y menos a propósito de señores de la política. Ahora sí que quien a buen árbol se arrima, buena sombra se cobija. Le cuento no obstante que he oído decir que ese López Obrador es más ignorante que yo, que nunca ha leído novelas de caballería y que incluso no sabe quién fue Miguel de Cervantes. Por eso cuando habla, «cantinflea», cuya expresión viene de mi héroe «Cantinflas».

Como AMLO, se sabe que el caballero andante, siempre se lamentaba de la falta de valores en la sociedad en la que vivía su país, él quería construir un mundo mejor en donde «la igualdad, libertad, justicia sean los valores que rigen la sociedad». El Quijote no cesaba de buscar el motivo inspirador de su vida… Como López Obrador, el Caballero de la Triste Figura parece vivir una ficción como si fuera la realidad. «De hecho se ha llegado a decir que don Quijote no está loco, sino que en realidad está jugando. (…) de allí que la ingenuidad de don Quijote ha convertido sus buenas intenciones en efectos perversos…» (filosofía&co.) En la obra aparecen más de 100 páginas referentes al «buen gobierno». Igualmente se leen muchos consejos a Sancho respecto a la corrupción: «Si acaso doblares la vara de la justicia, no sea con el peso de la dádiva (del soborno), sino con el de la misericordia».

Antes de despertarme de mi maravilloso sueño le prometí a don Quijote que ofrecería una disculpa a amigas y amigos españoles por los ataques de López Obrador y que le mandaría al mandatario mexicano su novela escrita por Miguel de Cervantes. Estaba a punto de despedirme de El Quijote cuando súbitamente escuché a lo lejos, la voz de Sancho que decía entre risas: “No es la miel para la boca del asno».

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