Difícilmente el mundo podrá olvidar lo sucedido aquel 11 de septiembre de 2001 en la ciudad de Nueva York. El orden internacional no sólo sufrió una reconfiguración geopolítica importante, sino que además se definieron polarizaciones culturales como nunca antes visto en la historia de la humanidad.
Sin embargo, la historia del terrorismo no cesó el 11 de septiembre, sino por el contrario, la comunidad internacional pareció dirigirse desde entonces hacia un mundo cada vez más hostil y precario. El impacto internacional que el terrorismo ha tenido ha aumentado considerablemente desde el año 2002, sufriendo su máxime en 2007 y estancándose allí desde entonces.
Según estimaciones del Índice de Terrorismo Global (ITG), el impacto de éste puede medirse de acuerdo al número de muertes causadas, lesiones, así como el daño a la propiedad. Para medir dicho impacto, el ITG utiliza un promedio ponderado de cinco años.
En la actualidad, los actos de terrorismo se encuentran concentrados en pocos lugares del mundo. Diez países presentaron el 87% de los incidentes globales en el año 2011, registrando asimismo, más de 100 actos terroristas al año por cada país. Muchos de los actos se producen en el marco de un conflicto armado de mayor impacto. Es decir, éstos escalan conforme al estallido de guerras civiles, golpes de Estado, transiciones de poder, movilizaciones políticas, entre otros eventos que culminan en entornos violentos. Sin embargo, muchos de éstos pueden producirse también en situaciones de paz como los ocurridos en la ciudad de Nueva York y otros.
La pobreza o marginación no son necesariamente factores que influyan en los actos terroristas. La mayoría de éstos tienen relación con otra clase de conflictos étnico-sociales, culturales, religiosos y políticos. Alrededor del mundo más de 500 millones de personas viven en países en riesgo de conflicto e inestabilidad, 200 millones de ellos viviendo bajo la línea de pobreza.
El año 2013, ha sido uno de los más conflictivos que ha presenciado la humanidad desde el final de la Segunda Guerra Mundial marcado por tensiones en Ucrania, Siria, Sudán del Sur, Filipinas, Libia, Afganistán, República Centroafricana, Nigeria, Somalia, India, Pakistán, Irak, la República Democrática del Congo, Colombia, entre otros.
El impacto económico global de la violencia se calcula en más de $ 9,8 trillones de dólares anuales. Es decir, alrededor del 11.3 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) global. Si se le compara con el año 2012, las consecuencias económicas de la violencia han incrementado un 3,8 por ciento, es decir, $ 179 billones de dólares. En menos de 12 meses más de 2,5 millones de personas se vieron obligadas a abandonar sus hogares para ir en búsqueda de protección más allá de las fronteras nacionales. Es decir, los conflictos armados aumentaron los desplazamientos forzados de las personas, convirtiéndolas en migrantes, refugiados y solicitantes de asilo.
Las consecuencias del terrorismo son significativas y desgraciadamente en aumento año con año. El ITG indica que en 2014, Irak es el país con más incidentes de terrorismo registrados, oscilando entre los 1228 sucesos y más de 1798 víctimas mortales. Le sigue Pakistán en un listado de 159 Estados analizados con más de 910 incidentes y más de 1468 víctimas mortales. Afganistán registró más de 364 incidentes, y más de 1293 muertes. En la lista clasifican otros tantos como Rusia, Yemen y Sudán. La situación precaria en Irak a raíz del levantamiento del Estado Islámico, ha incrementado exponencialmente los ataques e incluso interponiendo una amenaza fehaciente a los países de occidente.
Sin duda, la comunidad internacional, particularmente los Estados y los organismos internacionales, no han podido establecer mecanismos adecuados para abordar el terrorismo internacional de forma integral e inteligente. Parece sorprendente que desde los graves sucesos del 11 de septiembre, la humanidad continúe viviendo bajo la amenaza del terrorismo global. Y que peor aún, éste vaya en incremento. Deben reforzarse los instrumentos legales internacionales que abordan el terrorismo y promover la gobernanza global, así como atacar las raíces de los conflictos armados bajo un esquema de derechos humanos y apego al derecho internacional humanitario.