Esta serie parte de la curiosidad que detonó la pregunta al final del siguiente texto. Está conformada por 19 fotografías tomadas a lo largo de Avenida Reforma (y parte de Juan de Palafox y Mendoza), en el centro de Puebla. Cada una de las 19 fotos corresponde a una fachada, edificio o escena de una manzana diferente, en orden, desde la 29 sur, hasta el bulevar 5 de mayo.
19 fotos, 19 manzanas.
1. Proporciones
La avenida Reforma, en Puebla, no es una calle muy larga. O sí lo es, según se le vea.
Cuando éramos niños creíamos que el lugar más grande del mundo era el cráter del Popocatépetl y que la calle más larga era la Avenida de los Insurgentes, en Ciudad de México.
Y luego, en la lista de esas cosas más grandes y largas del mundo, estaba la Avenida Reforma.
No sé porqué, pero en mi imaginario infantil, Reforma (una calle no tan larga, según se vea y para nada comparable con su homónima en Ciudad de México) estaba ahí colgada en el muro de las proporciones junto al Maracaná, el Popo e Insurgentes.
2. Escala
Vamos precisamente por Reforma, llegando al Paseo Bravo. Hablamos de cómo Insurgentes y el Popo marcaron nuestra infancia. Para M es un orgullo haber nacido en el 94: nací yo y luego explotó el Popo, dice.
Y entonces hablamos del furor de lava y la promesa de flujo piroclástico entre los que crecimos.
Recordamos –aunque ella estaba en brazos—la mañana esa en la que todo Puebla amaneció como nevada: era ceniza del volcán recién nacido.
Decimos no saber si era la década o nuestra edad, pero crecimos pensando que todo era comparable con Insurgentes y el cráter del volcán.
Y con Reforma, agrego.
Yo un día le pregunté a mi papá que cuántas Insurgentes medía la Muralla China. Mi papá, montado en su Suburban verde, soltó una risita noventera.
Y luego, unas calles más adelante, interrumpo a M para contarle la vez en que se me ocurrió decir, en medio de un paseo dominical, que yo creía que la avenida Reforma era por mucho más larga que Insurgentes. Mi hermano mayor me dio un zape seguido de un no seas tonto.
Qué tonto eras, confirma M.
3. Reforma
Luego de esa conversación M y yo decidimos volver al inicio de Reforma unos días después, queriendo verla de nuevo con ojos infantiles, queriendo observarla bien.
¿Por qué creíamos que era así de grande?
Para cuando terminamos de recorrerla otra vez, dejamos a un lado las proporciones y nos dimos cuenta de que en realidad Reforma es una calle en crecimiento y declive: empieza con casas y negocios bajitos (en su mayoría talleres mecánicos); luego, cuando llega al corazón de la ciudad, crece a la misma altura del orgullo de sus edificios coloniales; para cuando llega al bulevar (ya con el nombre de Palafox y Mendoza), se vuelve a hacer una calle de edificios bajitos, chiquitos y dispensables.
Decidimos entonces hacer una foto por manzana, eligiendo una fachada, edificio o cortina que mejor represente la esencia de su esquina a esquina.
El resultado fueron 19 fotos, una por cada una de las 19 manzanas de la que un día, en nuestro mundo, se trató de una de las calles más largas del mundo.
Hoy sabemos que no lo es.
¿Cuántas Insurgentes cabrán entonces en Reforma? ¿Cuántas Reformas cabrán en el cráter del volcán?
Ninguna de esas preguntas, ninguna de esas proporciones simuladas e inútiles acaban por explicar mejor el porqué se nos hacía una calle tan larga.
Cuando al final vemos las 19 fotos de las 19 manzanas juntas, sobre la mesa, redefinimos la pregunta.
¿Cuántos universos caben en Avenida Reforma?