Somos una revista independiente que sobrevive gracias a tu apoyo. ¿Quieres ser parte de este proyecto? ¡Bríndanos un café al mes!

Tiroteo en las escuelas

Las escuelas en Estados Unidos se han vuelto sitios muy inseguros para los menores. Son tantos los atentados que algunos no aparecen en los medios de comunicación. En lo que va del presente año dieciocho veces han habido incidentes con armas de fuego en planteles escolares. El más recientes, el 292 desde 2013, se ha desarrollado en la Universidad de Michigan a manos de un joven de 19 años quien ha disparado a sus padres. Uno de los más graves ha sido el tiroteo que, en la escuela secundaria de Parkland en el sureste de Florida, dejó un saldo de 17 víctimas fatales y muchos heridos.

El 23 de enero una joven abrió fuego en la escuela de Kentucky, un día anterior a un estudiante le dispararon en la cafetería de la escuela en Texas y ese mismo día otro joven de 14 años recibió un balazo en el estacionamiento.

Según la organización “Registro de armas y violencia”, solamente en el año 2015 hubo 332 tiroteos masivos definidos como: episodios ocurridos en un mismo lugar y tiempo donde cuatro o más personas mueren o resultan heridas de bala. Es decir, que estos ataques ocurren en el país cada 26 horas; casi uno por día.

Hace 52 años, la tranquilidad de un verano en la Universidad de Texas fue interrumpida por el sonido de varios disparos. Durante una hora y media un estudiante de ingeniería, con entrenamiento de francotirador, disparó desde la torre del edificio. El ataque dejó 17 muertos y más de 30 heridos. Fue la primera vez que se escuchó la expresión “Tiroteo masivo”, aplicado no a un campo de batalla, sino al campus de una universidad. Este fue el inicio de lo que conocemos como “Compulsión a la repetición”.

En el 2015, el gobernador de Texas, Greg Abbott aprobó una ley que permite portar armas en las escuelas. La medida se justificó con la necesidad de ofrecer a los estudiantes la posibilidad de defenderse en el caso de un ataque masivo. Estudiantes y profesores de la Universidad de Texas se opusieron a esta ley, juntaros firmas y hasta llevaron a clases juguetes sexuales, con una campaña similar a la de los años 60 que exhortaba: «haz el amor, no la guerra».

Después del atentado en Parkland, Florida, los estudiantes se han manifestado nuevamente contra la venta de armas. Algunos de ellos fueron invitados a la Casa Blanca, y en ese momento Trump al no tener otro argumento más inteligente propuso “más de lo mismo” ¡Qué los maestros utilicen armas! Muy a su pesar, muchos maestros se niegan a utilizarlas.

Para entender el fenómeno de los atentados recordamos el concepto “Compulsión a la repetición” que Sigmund Freud definió para dar fundamento al impulso de los seres humanos de repetir actos, situaciones desagradables, incluso dolorosas. La tendencia a repetir experiencias, actuaciones, acting-outs, se vuelve una necesidad del yo a través del cual sujetos con un aparato psíquico dañado por el abuso de drogas, situaciones familiares y sociales, tratan de controlar las tensiones excesivas y derivarlas por catarsis. Repiten situaciones perversas introyectadas en su aparato psíquico. La pulsión inconsciente del sujeto dañado mentalmente, lo lleva a repetir más de lo mismo: una dinámica conflictual en la que interviene el principio del placer contra el principio de la realidad. La responsabilidad es de todos: los padres, las escuelas que permiten el ingreso de armas y el Estado que fomenta su venta sin control alguno para beneficio de la principal industria de los Estados Unidos.

Qué paradoja: los sistemas cerrados como el que quiere lograr el Presidente Trump, se destruyen a sí mismos, el detonante está en sus escuelas.

Hey you,
¿nos brindas un café?