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The End of the tour

“The End of the tour” (El final de la gira), de James Pensoldt, 2015, sobre la vida del escritor David Foster Wallace en 1996. Se planta en cartelera como una novedad cinematográfica.

Con The End of the tour, los lectores seguidores del novelista estadounidense, David Foster Wallace (1962-2008), han saltado a la fama, perdón, con la película del talentoso director y guionista, James Ponsoldt, un drama que poco o nada, mucho, le agrega a su vida, a la del lector y cinéfilo, también, y al propio Wallace, que a pesar de su éxito con su novela, La Broma infinita, 1996, nos presenta a una víctima más de la sociedad de consumo, incluyendo sus depresiones, en este filme acerca de su vida posterior a la fama.

No he dicho nada, pero bueno hay que ir a verla, porqué ya presagio sus nominaciones al Oscar, al guión, del premio Pulitzer (2000), Donald Margules, a las actuaciones protagónicas de Jason Segel por Wallace, y de Jesse Eisenberg por el del periodista David Lipsky. Llevo tres y faltan las de los perros de David que le dan la bienvenida al otro David.

Por casi todo el filme permanece prendida la grabadora de Lippsky en la entrevista a Wallace por el lanzamiento de promoción de su gran novela, LA BROMA INFINITA, en calidad y páginas, 1025, en 1996, cuando este lo visita a su casa en medio de la intensa nieve en el medio este, o este, por 5 días y participan de un diálogo que solo los neoyorkinos pueden soportar, supongo, digo, cuento.

La Broma infinita (Infinite Jest), transcurre en un centro de rehabilitación la mayor parte del tiempo gracias a las dotes de pensador que da el antidepresivo, Fenetzina, digo yo, creo que lo mismo que tomaba Kurt Cobain, el famoso cantante suicidado del Club de los 27!!!!!, un viaje corto por la imaginación y un fuerte tortazo con la escritura. Cuáles serían las 10 novelas más famosas escritas con la intoxicación de algunas de estas drogas? Dejémoslo para la Patafísica, y pensemos en el poeta francés, Henri Michaux, con su libro “El viaje a la droga y la mirada”.

Ponsoldt, su director, hace su primer drama en lo que podría llamarse ciencia ficción con cenizas de marihuana, visión hacia el futuro, ver por la T.V. la heroína en dramas que vienen del Hollywood de los cincuenta. Pasó el filme por el último festival de Sundance, como todo los raro y bueno del Cine Independiente. Compró boletos el cineasta para el U.S. Open 2015, mentira esta es una broma mía, por aquello del gusto por el tennis y sobre todo por Roger Federer de David Foster Wallace.

Como cosa rara, un filme con poca acción, hablada en gran parte en primer plano, logra eclipsar a los espectadores intelectuales de New York, que llegan de sus cabinas paranoicas a refrescar una época, mal llamada Postmodernismo, en la que están parados con sus novelas inéditas. Wallace se planta en sus influencias de la jodentud con  Kafka, Thomas Pynchon, Donlillo y Updike.

II

Considerado Wallace como un clásico Hipster, que no dicen pero que viven pegados de la televisión comiendo comida chatarra de Mc Donald, y que van a dialogar en los centros o moles inmensas del Norte frio, Minneapolis y su gemela, para pagar por su aburrimiento, y que de ahí son los escritores de clase Media, adictos a los antidepresivos, no nos parezca absurdo, aunque hayan ido a Harvard a pagar un semestre. “!Oh desventura de todos los dadivosos! ¡Oh eclipse de sol! ¡Oh ansia de ansiar! ¡Oh hambre voraz en la saciedad!” (F. Nietzsche).

No es difícil extrapolar una cosa con otra en la vida de David Wallace, que por noticias terribles nos enteramos en el 2008 de su suicidio en California, cuando llevaba 4 años de casado, y a punto de salir su novela inédita, El rey pálido (The pale King). El pivote de un bueno, o el deseo consumado, es entrar a la fama desde la tumba con algo de imaginación.

El filme reverbera, mueve la nieve con palas, con la ayuda de Palas Atenea, por supuesto, el ahogo de tener más de 500 libros de mil páginas, de su misma autoría, robándose el oxígeno de sus habitaciones O simplemente el magma explosivo frente al devenir tableta.

El cine concreto en fotografía. Se le ve en sus ojos al joven periodista de Rolling Stone magazine , el desaire frente a los celos por inseguridad del escritor, al que le generó una incapacidad de asumir lo social después o entre la fama con su vestimenta irreverente hacia las mujeres por ejemplo, y no con el periodista que lo hacía con curiosidad y poesía. Lipsky no publicó la entrevista, y mejor esperó, con el batacazo del suicidio de Wallace a publicarlo en un libro en 2009.

La otra canción del baile, los aleluyas y el amén de los convertidos en medio del aluvión mesiánico, y quedas que no viste un buen cine sino una necesidad de leer “La Broma infinita” (visión del futuro).

A Loli y a Comas que me enseñaron a Wallace en Montauk.

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Vicky Paz Diffin
8 years ago

Mijo , So pena de usar su santa voz en vano, «pedís y se os dará,llamar y». Cosa curiosa y peculiar, la semana pasada apenas oí el nombre del susodicho y pensé en preguntarle a mi hijo Pedro a ver quien era el famoso, y que veo? Tu review muy pero muy buena, gracias Montauk y sus olas…oh cantos de sirenas. Gracias por traer semejante proféticas palabras del Alemán. Espero que os halléis en excelente espíritu y salud, su amiga de siempre Vicky

Gabriel Jaime Caro (Gajaka)

“!Oh desventura de todos los dadivosos! ¡Oh eclipse de sol! ¡Oh ansia de ansiar! ¡Oh hambre voraz en la saciedad!” (F. Nietzsche).
La traducción directa del alemán es de Jorge Mario Mejía, el mudo beckettiano, de su libro Los cantos de Zaratustra, selección, U.de.Ant. Colombia.

Miguel Romero Islas
Miguel Romero Islas
8 years ago

La vi, quede descrestado de la aproximacion al escritor suicida Foster Wallace. No creo que la Academia la tenga en cuenta para los Oscares. Ojala.

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