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Tatiana

Me encantó. Sí, me encantó el libro Juntos hicimos historia, de Tatiana Clouthier. Me gustó porque gracias a su estilo narrativo desenfadado y claro, sentía, mientras avanzaba en la lectura, que la autora me hablaba de frente, viéndome derechito a los ojos. «Más que leerlo, este libro hay que escucharlo», me dije. En seguida lo busqué en el formato de audiolibro y lo que imaginé sucedió: el efecto fue totalmente distinto, escucharlo era como si una amiga me contara, tête à tête, todas sus vivencias durante una de las campañas presidenciales más importantes de la historia contemporánea de México, con el añadido de que esa amiga había sido nada menos que la coordinadora de la campaña de Andrés Manuel López Obrador, nuestro ahora presidente de la República.

Siendo una de las dinastías políticas mexicanas más conocidas y polémicas, desde hace muchos años sé de la familia Clouthier Carrillo (en total son 11 hermanos). En 1988, seguí muy de cerca la campaña de Manuel Clouthier como candidato del PAN a la Presidencia de la República. Confieso que siempre me llamó la atención su estilo franco y directo, el cual contrastaba completamente con los demás candidatos súper acartonados. Desafortunadamente, la «caída del sistema» le dio el triunfo a Carlos Salinas de Gortari. (Cuando AMLO nombró a Bartlett como director de la CFE, Clouthier hijo escribió un tuit que decía: «Estos son los que mataron a mi padre Maquío: ¡Salinas y Gutiérrez Barrios! No fue Bartlett. Bartlett lo reprimió, lo difamó, le invadió las tierras agrícolas, se robó la elección del 88, todo esto en el sexenio del mediocre de Miguel de la Madrid»). El padre de Tatiana pidió que se abrieran los paquetes electorales y que se repitieran los comicios, lo cual no sucedió jamás. A pesar de ello el ex candidato hizo una post-campaña con una frase que hacía temblar a los priistas: «Que hable México». Si cuento lo anterior, es porque en el caso de Tatiana no hay duda que «de tal palo tal astilla». No he leído aún su libro Maquío, mi padre, pero imagino que sus enseñanzas fueron fundamentales para su formación política. De allí su fuerza, su gana de decir la verdad, pero sobre todo, su congruencia. Por eso, y no obstante que no la conozco, admiro a una mujer como Tatiana, por luchadora y por defender lo que cree a toda costa, como «la defensa de la libertad».

A sus 54 años, ex panista, guapa, simpática, con muy buen gusto para vestirse, dicharachera, madre y esposa feliz, Tatiana escribió su libro Juntos haremos historia con ese mismo espíritu de libertad y entraña con el que siempre vio actuar a su padre. La lectura de su obra resulta más que seductora y a la vez enriquecedora. Además de toda la información (chismes, anécdotas y vivencias), la autora nos cuenta con todo lujo de detalle las agendas de campaña y debates, no nada más de López Obrador, sino de los demás candidatos. Igualmente nos revela una barbaridad de verdades en relación a muchos personajes políticos (hace hincapié en la corrupción de los hijos de Martita), historiadores, periodistas y empresarios, que jamás nos hubiéramos imaginado. «Hombres de negocios muy poderosos e intelectuales influyentes, contratados y sufragados por los primeros, elaboraron una feroz campaña en redes sociales y medios de comunicación con el fin de desinflar a nuestro candidato», escribió Tatiana, quien nunca, como Maquío, ha dejado de dar la cara. Al principio no le fue fácil frente a su familia e incluso a sus vecinos en San Pedro Garza García, Nuevo León, una de las zonas del país que más detestan a AMLO. Pero Tatiana se atrevió y estaba dispuesta a todo para mantener, hasta el final, a su candidato como puntero en las encuestas. Iba y venía a entrevistas de radio y televisión de un extremo a otro de la ciudad, asistía a mesas redondas donde se toparía con los peores adversarios de López Obrador, organizaba las redes sociales, leía los libros de su candidato, se ocupaba de su marido, atendía a sus hijos, viajaba por toda la República, atendía juntas con sus congéneres de Morena para analizar las mejores estrategias y, por añadidura, la tía Tatis, como la bautizaron los más de cuatro millones de seguidores de AMLO (cifra que jamás obtuvieron los demás candidatos ni sumándolos a todos), contestaba mensajes en Face, en Instagram y en Twitter.

Gracias, Tatiana, por abrirnos los ojos con la verdad y por confirmarnos el cambio inaplazable que necesitaba nuestro país.

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