Del libro La jaula cautiva de su ave, de mi heterónimo John Parker
A mi madre, in memoriam.
XI
La madre no duerme
En la repisa
las muñecas de la nieta la miran
una le sonríe
otra parpadea
aquella le voltea la cara
La madre se estremece de llanto
mientras mira el pueblo de muñecas
El hijo por fin llega a consolarla
al cabo entiende el asunto
toma la muñeca de trapo que yace de espaldas
«No tenía ojos»
dice la madre
«Le he pintado unos mejores que los primeros»
dice la madre
«Ella sin embargo prefiere seguir ciega como yo»
dice la madre
El hijo recuesta y abriga a la madre
en tanto que mira los ojos nuevos que ha pintado para sí misma
XIV
En la esquina de la habitación
hay una catarata
De un hueco en la pared
sale un agua amarilla
La madre mira con horror
cómo la habitación se llena
cómo el mundo se vacía
Al cabo llega el hijo
Su madre yace ahogada entre recuerdos
llorando
la catarata ahora está dentro de ella
XXII
Suena una melodía
siempre
La madre se la tararea al hijo
este la reconoce
es triste
El hijo le pregunta por el instrumento que la toca
es un piano
Alguna vez
ella fue a la Escuela Superior de Música
alguna vez
fue alumna de Inocente Carreño, Evencio Castellanos y Vicente Emilio Sojo
Alguna vez
el piano de sus delirios fue real
Alguna vez
otros pudieron oír al Chopin que hoy lleva dentro
XXV
La madre ahora es un huracán mudo
el hijo poeta puede oír
los vientos rugir en su interior
el fragor del alma que ya no se hace discurso
¿Todavía oyes las voces?
pregunta el hijo
la madre asienta con la cabeza un sí mudo
mientras mira al vacío
El rostro de la madre se constriñe
el hijo casi puede oír
la voz que grita dentro de ella
La demencia es la jaula
sometida por su ave
la compasión del barrote por el ala rota
XXIX
La madre
es hoy un lago sereno
se ha quedado en su limbo
no hay en ella pasado ni futuro
no hay memoria ni esperanza
solo un presente
eterno
El hijo poeta la ve con tristeza
y en su dolor piensa
que ese presente es el amor más puro
para odiar hay que recordar
para ilusionarse hay que tener esperanza
para amar basta solo un presente
eterno
La madre es hoy un lago sereno
sin brisas que agiten el azul de sus ojos
el hijo poeta la ve con ternura
sabe que un día
ese lago también
estará en sus ojos
eterno