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Se venden dioses

A pesar de todas las diferencias culturales e históricas que les dan características particulares a cada grupo humano, en todos hay factores constantes que se repiten. Curiosamente, hay una regla que aparece frecuentemente: No hablar de sexo, religión o política con cualquiera. Irónicamente, tres de los temas que son más universales.

Desde tiempos ancestrales, los hombres se han preocupado por aquello que está más allá de los límites de su percepción. Encontramos figuras míticas y deidades en todas partes. Cuando la ciencia no existía, la forma más fácil de explicar los fenómenos que escapaban al entendimiento era a través de seres superiores con rasgos mágicos: dios de la lluvia, dios sol, Thor, Apolo… Todos con rasgos humanos pero con “superpoderes”, algo así como los superhéroes de la Antigüedad. En la Biblia dice que los seres humanos fuimos hechos a imagen y semejanza de Dios, pero en realidad creo que fue al revés: Dios está hecho a nuestra imagen y semejanza.

La mayoría de las religiones que conozco tienen los siguientes rasgos: una deidad o ser superior al cual se aspira conocer o imitar, normas para regular el comportamiento de sus creyentes y alguna versión de lo que sucede después de la muerte. Si suponemos que más o menos todas contienen en el fondo lo mismo, pero lo que cambia es la forma, ¿Qué hace que algunas religiones sean más practicadas que otras?

Creo que la respuesta puede ser encontrada en dos conceptos modernos: Publicidad y Mercadeo. Siendo la primera la que se encarga de vender un producto y la segunda de ubicarlo en un mercado, entonces hay ciertas religiones que han tenido una mejor publicidad y mercadeo que otras.

Pienso que la cosa va más o menos así en el lado occidental del Planeta. Por una parte, los católicos tuvieron un excelente mercadeo cuando colonizaron América, porque encontraron un buen mercado potencial; mientras que los cristianos han aprovechado ese trabajo y los puntos débiles de ellos para “vender” mejor sus creencias. Por otra parte, los musulmanes no han hecho tan buen trabajo en este lado del globo, porque creo que realmente no les interesa. Finalmente, las religiones orientales han encontrado situarse entre algunas tendencias posmodernas que predican una vuelta hacia el interior, una conexión un poco más colorida. El Budismo y el Hinduismo son ejemplo de ello, dos sistemas totalmente impropios de Occidente, pero que ganan cada día más seguidores.

En resumidas cuentas, todo está en saber cómo y a quién venderse. Ni siquiera las religiones escapan de esto. El resto es historia.

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