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Se incrementan los trastornos mentales

Se han incrementado las enfermedades mentales, el término resulta peyorativo de manera que en la actualidad se habla de trastornos “psicosociales”. Vivimos en un entorno muy convulsionado por la violencia, secuestros, extorsión, corrupción, impunidad; la sociedad se siente insegura, hasta dentro de su casa. Es una pena que los niños no puedan salir a jugar a la calle como lo hacíamos anteriormente, sabemos que tenemos que cuidarlos en exceso de los pederastas. Anteriormente también sufríamos abuso sexual y, por desgracia, nadie hablaba de los efectos a futuro.

La Salud Mental es resultado de la manera como nos relacionamos con el entorno familiar y social donde nos desenvolvemos. Tantos avances y parece que estamos en retroceso en cuanto a civilización se refiere: en las escuelas se ha incrementado la violencia, los niños disfrutan compartir los videos de las agresiones entre compañeros, se perdió la empatía para defender al niño vulnerable.

Nos vamos al origen, la salud mental inicia en casa, los modelos de relación son patrones a seguir; la mayoría de las familias son disfuncionales, sus miembros dedican la mayor parte del tiempo a “estoquear” en internet. El concepto de familia se limita al vivir en una misma casa, la comunicación verbal se ha restringido hasta lo indispensable, los padres no saben cómo manejar la autoridad, de manera que gritos y agresiones son lo cotidiano. Todo esto generalmente está aunado a una creciente desintegración familiar: madres y padres solteros que funcionan como “mapachas” -papá, mamá y la chacha (término que se utiliza a la que hace las labores de casa)- y el tiempo de convivencia es limitado. En el opuesto están las familias con mejor economía. Los adolescentes de la generación de la tecnología parecieran hablar otro idioma, dicen no tener comunicación con sus padres, están en todo y en nada, distraídos, no pueden controlar sus cerebros acelerados, individualistas, solo se preocupan por sus intereses, critican a sus padres y estos, para ganar reconocimiento, les proporcionan todo lo que piden. Los padres no se atreven a negarles lo que les piden, consideran que el consumismo es parte de su felicidad, no saben que la tolerancia a la frustración es un factor indispensable para su crecimiento, así como lo son valores como el respeto, la empatía, la solidaridad y la resiliencia. Estos jóvenes están tan acostumbrados a la respuesta inmediata que cuando se les niega un capricho se derrumban al grado que amenazan con el suicidio. La población en general tarda tanto en atender los problemas psicoemocionales que cuando busca ayuda es porque los síntomas ya ocasionaron daños severos, a sí mismos o a los que los rodean. Por ejemplo, en el caso de sobredosis de algún enervante o de una crisis psicótica, se requiere el internamiento en un centro psiquiátrico. Desafortunadamente se han incrementado los casos de manera que los hospitales del sector salud se encuentran saturados. Piden al gobierno que incremente el presupuesto para atender a las demandas de la población doliente, sin resultados favorables. Falta mucha orientación, campañas de prevención, que muestren modelos de comunicación y resolución de conflictos, control de impulsos, nutrición adecuada, empatía hacia el que se muestra deprimido, hacia el ansioso, hacia quien tiene problemas de insomnio y para ayudar a atender los conflictos de pareja. Es importante que las personas no se automediquen, Una de cada cuatro familias tendrá un familiar con algún trastorno mental; sin embargo no es tan complicado prevenir los trastornos psicoemocionales, retirarse de las redes sociales, convivir en familia, practicar ejercicio, socializar con amigos, y participar en grupos de apoyo. A los primeros síntomas que se salen de control es importante acudir con el profesional de su confianza.

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